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Coco Gauff ya tenía un tenis distintivo y ahora se potenció por el control de sus emociones

Es muy cierto cuando se dice que no hay mayor presión para un atleta que portar un enorme potencial. Tenemos ejemplos de grandes deportistas consagrados, que han acumulado a lo largo de su trayectoria una enorme experiencia, y uno les adjudica claramente un manejo integral de todo lo que significa llegar a estar entre los mejores del mundo. También pudimos dimensionar a lo largo de los años cuál ha sido el precio para justamente sostenerse en ese lugar, sostener ese rendimiento, sostener esa responsabilidad. Porque esa carga y esas expectativas ligadas a todo tipo de presiones deben ser administradas por una sola persona. Y tienen que convivir de una manera armónica, justamente para que esa carga y esa presión no sean destructivas emocionalmente. ¿De qué serviría si la vitrina está llena pero el alma está rota o el corazón está vacío? Cuando uno mira para atrás, con el tiempo uno se da cuenta que el mayor logro son las experiencias vividas y ganadas que dejaron un aprendizaje.

Difícil es imaginarse lo que tienen que atravesar aquellos que de manera precoz irrumpen en el deporte profesional. Vayamos al tenis propiamente dicho porque en el Abierto de Estados Unidos vuelve Coco Gauff a darle fuerza y empuje al tenis estadounidense. Es un camino que esta jovencita viene recorriendo desde hace mucho tiempo y que seguramente ha tenido muchas luces y sombras. Lo cierto es que nunca pasó inadvertida: siempre estuvo bajo la lupa, siempre estuvo observada y analizada. Le midieron si las expectativas que le adjudicaron y que ella nunca pidió se cumplieron o no.

Seguramente su vida cambió cuando con toda la ilusión fue a jugar la clasificación de Wimbledon y al entrar al cuadro principal tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no quedar encandilada ante tantas luces, ante tantas miradas, y no verse paralizada por esa situación. Y de hecho demostró una enorme solvencia al ganarle en el debut a Venus Williams con tan solo 15 años y tres meses, una marca muy difícil de superar.

Coco es la número seis del mundo. Ha sido la cuarta con tan solo 18 años y claramente en ella hubo siempre una enorme presión. Porque, como decíamos, enunciar expectativas es algo relativamente simple. Pero ser quien las tiene que llevar a cabo termina convirtiéndose en una enorme responsabilidad. Y el tema es que esa presión y esa carga no se limitan solamente a un torneo o a un momento de la carrera, sino que se viven constantemente, porque cuando se gana se celebra, pero también se potencian esas luces y esas miradas. Y cuando no se consiguen los objetivos ni las expectativas planteadas, esa carga muchas veces se transforma en algo letal para las emociones. Y ahí es donde viene el riesgo. Ahí es donde está el problema.

Foto: Clive Brunskill/Getty Images/AFP Foto: Clive Brunskill/Getty Images/AFP

¿Cómo hacer que una joven y su entorno, que tiene una enorme responsabilidad, puedan llevar adelante esta situación? ¿De qué manera se puede liberar ese peso que en parte es innegable y es imposible de esquivar? El gran misterio y el gran secreto está en saber llevarlos. Y como muchas cosas en la vida, yendo a lo más simple y a lo más terrenal es cuando uno encuentra la manera de estar mejor agarrado a la vida.

Personalmente, hace un tiempo vi en la mirada de Coco Gauff una mirada insatisfecha, infeliz, casi indolente, triste. Y sentí algo que tal vez no condecía con lo que uno podría llegar a suponer de alguien que pudo lograr tanto en tan poco tiempo. Esto lleva a la reflexión de pensar cuánto esta persona está disfrutando el recorrido, cuánto está disfrutando el camino.

Sin irse a otras disciplinas, ella tiene varios ejemplos de lo que debe evitar, por dónde no debe ir. El más reciente puede ser el de Naomi Osaka. Y del lado de los varones también estuvo el caso más mediático cuando Mardy Fish hizo público en su documental que en el mejor momento de su carrera, en un Abierto de Estados Unidos, sufrió un ataque de pánico y no pudo entrar al estadio. Parecería impensado, ¿no? Ante esa situación, no poder vivir el sueño del pibe.

Lo de Coco Gauff es extraordinario porque su tenis así lo es. El mundo celebra que alcanzó la semifinal del Abierto de Estados Unidos y claro que eso es algo fantástico. Tiene en su servicio una enorme potencia y su juego en general es de una enorme fortaleza. Ha mostrado en este torneo que puede sobreponerse a malos comienzos. Y podríamos decir que el partido de cuartos de final fue claramente el más fácil porque en 68 minutos consiguió superar a Ostapenko por 6-0 y 6-2.

Foto: Clive Brunskill/Getty Images/AFP Foto: Clive Brunskill/Getty Images/AFP

Volviendo a su historia de vida, claramente hay en su genética una de las grandes razones de este presente. Su madre viene del atletismo y se destacó en la Universidad de Florida y su padre lo hizo en básquetbol en la Georgia State University. Pero a eso ella le supo agregar algo más, un condimento vital: entender que la única manera de sobrevivir a todas sus virtudes y atributos tiene que ver con manejar sus emociones y tenerlas siempre bajo control.

Ha sido muy claro el camino por donde no ir en el mundo del profesionalismo, con las dificultades emocionales que hemos vivenciado en otros atletas. Y ella en ese sentido fue por el camino más reconfortante, que tiene que ver con celebrar la vida, con encontrar en la sonrisa de Carlos Alcaraz una solución, con hablar con las grandes figuras y no preguntarles cómo hicieron para ganar Wimbledon, el US Open, Roland Garros o Australia. No preguntarles cómo hicieron para ser número uno del mundo sino cómo llevar adelante esa carrera profesional. Y seguramente las respuestas coincidieron en que tenían que ver con la vida misma.

Foto: AP / Manu FernandezFoto: AP / Manu Fernandez

El tenis va de paso. La vitrina puede estar llena, pero de nada serviría si el alma no está en plenitud, si las experiencias vividas solamente fueran una tortura con premio, pero tortura al fin porque cuando el premio se guarda en la vitrina, lo que queda es el daño colateral causado.

Coco Gauff está en las semifinales de su Abierto. Coco Gauff vuelve a brillar. Y qué mejor lugar para brillar que la ciudad de Nueva York.


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