Las Bolsas de Shanghái y Shenzhen estuvieron cerradas este viernes debido al período festivo nacional con motivo del festival de Medio Otoño, en China. Cabe aclarar que no es un feriado más. Millones de turistas chinos salen de viaje por su país en esta época, derrochando en hoteles, tours, atracciones y comidas dándole tracción durante ocho días a una economía nacional con basurita en el carburador.
El jueves, cuando las Bolsas sí operaron, las sesiones bursátiles sufrieron un terremoto por la caída escandalosa de las acciones de la endeudada inmobiliaria China Evergrande Group, cuya cotización se tuvo que suspender en Hong Kong.
China Evergrande indicó en un aviso el jueves por la noche que las autoridades habían informado a la empresa que su presidente, Hui Ka Yan, había sido sometido a “medidas obligatorias de acuerdo con la ley debido a sospechas de actividades ilegales” y dijo que las operaciones bursátiles para las acciones de la firma fueron suspendidas hasta nuevo aviso.
Evergrande es la inmobiliaria más endeudada del mundo y está en el centro de una crisis del mercado inmobiliario que afecta el crecimiento económico de China.
¿Que a la economía china le vaya mal es un mal augurio para el resto del planeta?
Esta cuestión aborda una nota publicada este viernes por la cadena BBC bajo el titulo, What China’s economic problems mean for the world (Lo que significan los problemas económicos de China para el mundo).
«Hay un dicho que dice que cuando Estados Unidos estornuda, el resto del mundo se resfría. Pero ¿qué pasa cuando China no se encuentra bien?», plantea el periodista Nick Narsh.
La segunda economía más grande del mundo, hogar de más de 1.400 millones de personas, está en problemas. De hecho enfrenta un abanico de dolores de cabeza: crecimiento lento, un alto desempleo juvenil y un mercado inmobiliario descarrilado.
¿Quién gana y quién pierde?
Cierto es que estos problemas son un dolor en la nuca de Beijing, pero ¿lo son para el resto del mundo?
Según la BBC, los analistas creen que las preocupaciones sobre una catástrofe global inminente son exageradas. Pero es probable que las corporaciones multinacionales, sus trabajadores e incluso personas sin vínculos directos con China sientan al menos algunos de los efectos. En última instancia, depende de quién es quién.
Por ejemplo, cientos de grandes empresas globales como Apple, Volkswagen y Burberry obtienen gran parte de sus ingresos del vasto mercado de consumo de China y se verán afectados si lo s chinos deciden gastar menos.
Los miles de proveedores y trabajadores de todo el mundo que dependen de estas empresas sentirán los efectos colaterales.
Si se considera que China es responsable de más de un tercio del crecimiento observado en el mundo, cualquier tipo de desaceleración se sentirá más allá de sus fronteras.
La agencia de calificación crediticia estadounidense Fitch dijo el mes pasado que la desaceleración de China estaba «ensombreciendo las perspectivas de crecimiento global» y rebajó su pronóstico para todo el mundo en 2024.
Sin embargo, según algunos economistas, la idea de que China es el motor de la prosperidad global ha sido exagerada.
Pero que China gaste menos en bienes y servicios -o en construcción de viviendas- significa menos demanda de materias primas y productos básicos. En agosto, el país importó casi un 9% menos en comparación con el mismo período del año pasado, cuando todavía estaba bajo restricciones cero de Covid.
«Los grandes exportadores como Australia, Brasil y varios países de África serán los más afectados por esto», afirma Roland Rajah, director del Centro de Desarrollo Indo-Pacífico del Instituto Lowy de Sydney.
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