El más importante Sínodo de obispos en la historia de la Iglesia comienza este miércoles, pero hace dos meses que un grupo de cardenales ultraconservadores vienen litigando con el Papa en un forcejeado prólogo de la asamblea que deliberará hasta el 29 de octubre en su primera fase, para concluir dentro de un año en otro encuentro similar.
Las polémicas con los tradicionalistas eran inevitables, pero han sido más duras y precoces de lo que se esperaba. Los cinco notorios cardenales ancianos ya retirados son el alemán Walter Brad Mueller, el norteamericano Reymond Burke, el mexicano Juan Sandval Iñiguez, el guineano Robert Sarah y el chino Joseph Zen.
El 10 de julio enviaron una carta al Papa Francisco en la que escribieron cinco “dubbia”, dudas que los purpurados tienen derecho a plantearle al Papa, que a su vez puede o no responderles.
Las dudas en realidad son un cañoneo graneado contra las perspectivas de cambio que podrían plantearse en el Sínodo.
Dos temas cruciales
Los dos temas centrales que ya alborotan a la asamblea son la bendición de las parejas homosexuales y la ordenación sacerdotal de las mujeres.
El Papa les respondió de inmediato y según las murmurationes fue su nuevo brazo derecho compatriota, el cordobés ex arzobispo de La Plata Victor “Tucho” Fernandez, el que esribió el borrador.
A los cardenales no les gustaron las opiniones del pontífice y le enviaron una segunda carta sobre las “dubbia”. Pero se acabaron las respuestas. El mismo Fernández, presidente del estratégico Dicasterio de la Doctrina de la Fe, los desdeñó y afirmó: «Evidentemente tienen siempre dudas, prácticamente es una constante».
El Papa tiene la libertad de responder o no, evaluar si cierra una cuestión o discutirla como se hará en el Sínodo.
“Tucho” Fernández va camino de ser una presencia estelar en el Sínodo. Es el brazo ejecutivo, pero también pensador, de la estrategia para asegurar que la asamblea marche por los carriles ideados por Jorge Bergoglio. En declaraciones en “Facebook” hace unos días dio a entender que en el Sinodo “no anticipará grandes aperturas”.
“Para algunos argumentos hacen falta años de consulta y comisiones teológicas. Hace falta tiempo», aseguró el cardenal Fernández, y aclaró que no había una estrategia para el futuro. “No hay una puerta cerrada”, remarcó.
«Caminar juntos»
Ningún Sinodo ha sido tan populoso como el que comienza. Titulado “Sinodo de la Sinodalidad”, indica la voluntad de “caminar juntos”. Participan 464 personas, de los cuales 364 participaran de los debates y discusiones. De las 81 mujeres presentes 54 tendrán derecho a voto, lo que ha levantado ampollas entre los conservadores porque sostienen que se modifica el status de la estructura institucional de la Iglesia.
También habrá laicos con dereho a voto, por primera vez.
Durante dos años ha habido una preparación en los circulos católicos de todo el mundo, donde se han discutido, aprobado y rechazado ponencias sobre el celibato opcional de los curas, el acceso de la mujer al diaconado, la acogida de los divorciados y homoexuales en la Iglesia.
Los cinco cardenales de los “dubbia” preguntaron al Papa cuánto se puede mantener en el Sínodo la presencia de los laicos con derecho al voto que, mortifica la autoridad institucional que siempre ha pertenecido exclusivamente al Papa.
El Sinodo deberá debatir si en el futuro las mujeres podrán ejercer el sacerdocio, hoy reserva exclusiva de los varones. En un mundo católico de 1300 millones de bautizados, ellas son más de la mitad del cielo. Hay que ver si se contentarán en este Sínodo con el paso intermedio del diaconado. “Queremos subir al altar”, proclaman varios movimientos católicos femeninos.
Aborto y otros temas espinosos
Los ultramontanos, fuertes sobre todo en la Iglesia norteamericana, que se prepara con su líder, el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan (presente en el Sínodo) a dar batalla para elegir al nuevo Papa en el próximo Cónclave, defenderán las posiciones tradicionales en los temas sexuales más urticantes. Como el aborto, cuestión explosiva en EEUU, la enseñanza de que todo acto sexual fuera del matrimonio –en particular los actos homosexuales- constituyen un pecado objetivamente contra la ley de Dios.
En su única respuesta a los cinco cardenales de los “dubbia”el Papa ratifició que solo se puede llamar a la unión entre un hombe y una mujer. Pero Bergoglio invocó la caridad pastoral para no agravar la situación de otras personas que debido a diversas causas pueden atenuar su responsabilidad.
Durante tres semanas los miembros del Sínodo trabajarán en grupos divididos por idiomas tratando los temas del encuentro. Los ocho miembros argentinos son encabezados por el cardenal Fernández, monseñor Oscar Ojea, presidente de nuestra Conferencia Episcopal, y los arzobispos de Mendoza Marcelo Colombo y Bahía Blanca, monseñor Carlos Azpiroz Costa.
También participan el obispo de La Rioja, Dante Braida, y el arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, que el sábado pasado fue creado cardenal por el Papa. Además habrá dos expertos, los reverendos Pedro Rassesco y Carlos Galli.
El Papa defiende un modelo de Iglesia “participada” y “acogedora”. Escribió estas ideas a los cinco cardenales conservadores que lo objetaron mediante las “dubbia”.
“No podemos solo negar”, les dijo. Reclamó “prudencia” a los purpurados.
“La defensa de la verdad objetiva no es la única expresión de la caridad, que también está hecha de amabilidad, comprensión y ternura. No podemos constituirnos en jueces que solo niegan, rechazan, excluyen”, afirmó.
Francisco también recordó a los cinco ancianos cardenales que la prudencia puede discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o más personas, que no trasmiten una concepción equivocada del matrimonio”.
Además recordó que cuando Juan Pablo II en su “Ordenatio Sacerdoalis” de 1994, negó la ordenación sacerdotal de las mujeres, “de modo definitivo”, no las menospreciaba ni “otorgaba un poder supremo a los varones”, así como si bien solo el sacerdote preside la Eucaristía, las tareas “no dan lugar a la superioridad de los uno sobre los otros”.
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