Dos atentados yihadistas en cuatro días, el asesinato de un profesor en la ciudad francesa de Arras y de dos aficionados suecos que habían viajado a Bruselas a ver a su equipo nacional, encendieron todas las alertas de los servicios de seguridad europeos. Los líderes de los 27 Estados miembro de la Unión Europea, reunidos por videoconferencia de forma extraordinaria este martes para, en principio, hablar de Israel y Palestina, discutieron cómo pueden evitar una ola de atentados terroristas en Europa.
A diferencia de en 2015 y 2016 esta vez, por ahora, no aparecen grupos yihadistas organizados como los que atacaron el Bataclan de París y el aeropuerto de Bruselas, sino lo que se conocen como “lobos solitarios”, individuos que se radicalizan por su cuenta y que, cuando tienen acceso a armas o explosivos, cometen atentados.
Las quemas de coranes en Suecia o Dinamarca, pero sobre todo los bombardeos israelíes sobre Gaza después del ataque del grupo terrorista Hamas en el sur de Israel desataron esos temores. El choque entre Israel y Hamás provoca en Europa un aumento espectacular de los mensajes de odio en las redes sociales y de las llamadas a atacar a unos europeos a los que el yihadismo considera cómplices de Israel.
Este martes, desde Albania, el presidente francés Emmanuel Macron dijo que “todos los estados europeos son vulnerables” ante el “terrorismo islamista”.
El ataque de Hamás ya provocó que las autoridades nacionales europeas (la Unión Europea no tiene competencias en materia de seguridad interior) elevaran el nivel de protección en todos los lugares de culto, educación y comercio judíos en Europa. Se trata de evitar represalias.
Las autoridades israelíes contaron a los europeos que Hamas quiere organizar un “día de cólera” para “atacar a los israelíes y a los judíos” por todo el planeta. A pesar de esa falta de competencias en la materia, este miércoles la Comisión Europea publicará una comunicación (es un documento no legislativo) “con acciones clave que deben tomar los Estados miembro para reforzar la seguridad en toda la Unión”.
Las razones
Los ataques terroristas de 2015 y 2016 demostraron que los individuos que están radicalizados no necesitan más razones para pasar a la acción, pero que usan acontecimientos como los bombardeos israelíes sobre Gaza o las quemas de coranes en los países escandinavos para justificar sus ataques terroristas.
Los servicios de seguridad europeos alertaban hace ocho años de que los europeos que habían ido a luchar a Siria o Iraq junto al Daesh volvían radicalizados. Ahora, cientos de ellos vuelven a estar bajo el radar de los servicios de inteligencia después de haber purgado penas de prisión.
Los gobiernos europeos temen una ola de atentados por las eventuales víctimas y el shock económico y de confianza que podría generar, pero también porque dentro de ocho meses hay elecciones europeas y la extrema derecha vería en esos ataques un argumento perfecto para su campaña de los últimos años dedicada a criminalizar a toda la población musulmana europea.
Los dirigentes europeos también usaron la reunión para lo que estaba previsto. En primer lugar, intentaron acabar con la cacofonía de los últimos días, cuando la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, se saltó las normas del bloque y asumió competencias en la dirección de la política exterior que no tiene para viajar sin mandato de los cancilleres a Tel Aviv y ponerse del lado israelí sin condiciones.
Von der Leyen fue desautorizada pero la cumbre sirvió además para fijar definitivamente la posición común europea: condena de los ataques terroristas de Hamas, defensa del derecho de Israel a defenderse, advertencia de que lo haga sin cometer crímenes contra civiles y respeto a las resoluciones de Naciones Unidas que piden la creación de un Estado palestino en las fronteras de 1967.
Los europeos también intentan moverse, de la mano del ‘canciller’ del bloque, el hispano-argentino Josep Borrell, para que el conflicto no se extienda. Para que el Hezbollah libanés no ataque a Israel y los israelíes a su vez ataquen el Líbano. Y, sobre todo, para que Irán no tenga tentaciones de intervenir de ninguna manera.
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