la historia del violento robo que puso en riesgo su vida
Pasó en octubre de 2016. Kim Kardashian descansaba en bata en el enorme sommier de un lujoso hotel del distrito 8 de París cuando de pronto vio a través de una puerta de vidrio los rostros indefinidos de dos hombres.
Sus contornos difusos no eran lo suficientemente abstractos como para que no se diera cuenta de que uno estaba usando una máscara y que otro llevaba puesta una gorra de policía. Su primera reacción: tomar el celular.
No había transcurrido ni un segundo que uno de los dos recién llegados -rápidamente pasó de ser un dúo a un cuarteto- le apuntó con una pistola, le quitó el teléfono, la agarró del brazo y la alejó de la cama.
El intruso armado le pedía sus pertenencias en francés; Kim clamaba por su vida en inglés. Ella les decía que tenía hijos pequeños, un esposo y que si necesitaban dinero les daría todo lo que estuviera a su alcance.
Los ladrones no respondían a sus plegarias. “Ring”, “Ring”, “Ring”, exigían con apuro y nerviosismo. Uno de ellos, el que no estaba armado, llevó el dedo índice a su boca y le dijo -en un inglés a bárbaro- que si se callaba la boca todo iba a estar bien.
En la planta baja del hotel aguardaban un ladrón que hacía guardia, el conserje del edificio y Simone Harouche, amiga íntima de Kim que la había acompañado a la Semana de la Moda en París y, ni bien oyó ruidos, se encerró en el baño e hizo un llamado clave.
Sin saber exactamente qué demonios estaba sucediendo allá arriba, Harouche llamó a Pascal Duvier, el seguridad de las Kardashian en París, para que fuera a ayudar a su amiga. Duvier, que en ese momento se hallaba en un club nocturno con Kourtney y Kendall, salió disparado a su encuentro.
Mientras era vendada en los ojos y la boca y atada de pies y manos, Kim solo pensaba que cuando sus hermanas y sus hijos llegaran al hotel la verían muerta.
Los ladrones la llevaron al baño, la metieron dentro de la bañera y la dejaron allí durante los seis minutos que duró la operación.
Pascal llegó a la escena dos minutos después de que los ladrones se fueran andando en bicicleta de la ciudad. Cuando ingresó a la habitación rescató a Kim y de inmediato se pusieron a ver qué les faltaba.
Kardashian ya no tenía uno de sus anillos (el “ring” que tanto reclamaban los franceses) valorado en 4,5 millones de dólares -que supuestamente le había regalado West y contenía una esmeralda de 20 quilates- y una caja de joyas equivalente aproximadamente a 6 millones y medio de dólares.
En total, la banda se había robado más de 10 millones de dólares en joyas.
La reacción de Kanye West
Kanye West, el rapero y padre de los cuatro hijos de Kardashian, estaba cantando en el festival Meadows, en Nueva York, cuando se enteró de que habían asaltado a su esposa.
Ni bien le informaron, el artista estadounidense interrumpió su show, le anunció al público que había habido una emergencia y salió corriendo del escenario.
Luego de que Kim declarara ante la justicia francesa, el matrimonio se refugió en su apartamento del barrio neoyorquino de Tribeca.
La declaración de Kim
Kim declaró en Nueva York. No en Francia. Fue porque, en ciertos casos penales, los jueces franceses viajan adonde las víctimas (sobre todo si se trata de una figura reconocida).
Ese día, Kardashian solo pudo identificar parcialmente a los dos ladrones que la tuvieron de rehén.
La empresaria no dejó que Kanye estuviera junto a ella en la declaración por miedo a que sea demasiado estresante para él.
El conserje: un personaje sospechoso
Extrañamente, Abdulrahman, el conserje del edificio en donde se hallaba Kim aquel día, habló en Entertainment Tonight y dio una versión del robo totalmente distinta a la de la estadounidense.
En la entrevista, Abdulrahman dijo que los ladrones nunca le pidieron un anillo a Kim. Para él, en vez de gritarle “ring” le exigían “l’argent” (dinero, en francés).
Tras oír su declaración, el abogado de Kim le exigió al conserje una retractación.
¿Dónde están los ladrones?
17 hombres hallados en al menos cinco países fueron capturados como sospechosos. El robo no solo se resumía en la reducida banda que había irrumpido en el hotel de Kim: había más apellidos detrás la planificación y ejecución del atraco.
Para 2017, este enorme grupo de personas de entre 23 y 73 años compareció ante la policía y solo algunos recibieron cargos. Varios habían sido vistos horas después del robo tomando un café en las mesitas de afuera de un bar y se llegó a la conclusión de que hubo un grupo que coordinó el robo por teléfono antes de efectuarlo.
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Ese año, la mediática estadounidense fue sorprendida por una banda de ladrones cuando estaba descansando en un lujoso hotel de París.
Los dos nombres de sustancia mediática que trascendieron días después del asalto son Yunis Abbas y Aomar Ait Khedache. Abbas estuvo 22 meses preso a causa del robo, salió en libertad y escribió un libro sobre el hecho. Khedache era apuntado como líder de la banda.
En conversación con Vice, el primero de ellos dijo que no se arrepiente de nada. Explicó que eligieron a Kim porque habían visto su reality «Keeping Up With the Kardashians», la seguían en redes y estaban seguros de que tenía muchísimo dinero. Ni siquiera la conocían muy bien.
Cuando se enteraron de que la mediática pasaría unos días en su ciudad planearon el robo durante semanas. Llegó el día y, como si se tratara de un simple trámite, llevaron adelante su plan. Él se quedó abajo.
Khedache, también conocido como “El viejo Omar”, fue detenido cuatro meses después del robo en París. Cayó luego de que hallaran su ADN en el lugar del asalto.
El viejo Omar, un inmigrante argelino de más de 60 años, en aquel entonces le dijo a la policía que la banda ya no existía como tal y que las joyas de Kim habían sido vendidas en su totalidad.
Llamativamente, Omar aseguró que tenía “información muy precisa” acerca de los movimientos de Kim gracias a “alguien que era muy cercano a ella”.
Khedache pasó un tiempo en la cárcel no por el robo a la estrella, sino por otro asalto efectuado dos años antes en Neuilly-sur-Seine. Lo sentenciaron a cinco años en 2017, pero fue puesto en libertad antes de cumplir su condena por motivos de salud.
El líder de los ladrones también llamó la atención al escribirle a Kim una carta de disculpas. Según trascendió, se la envió a los abogados de Kardashian en Francia. Estaba escrita a mano y en francés.
«Después de observar su emoción y darme cuenta de los daños psicológicos que le infligí… decidí escribirle, no para obtener de usted algún tipo de indulgencia. Quiero acudir a ti como ser humano para decirte cuánto lamento mi gesto, cuánto me ha conmovido y conmovido al verte llorar», anotó el viejo Omar.
Y siguió: «Sepan que me compadezco plenamente del dolor que están soportando, sus hijos, su marido y sus seres queridos».
Para el medio especializado TMZ el tema de la carta fue una estrategia del criminal para que lo consideraran en el juicio. Kim “encontró huecas sus palabras”.
En conclusión
En noviembre de 2021, 12 de los 17 sospechosos fueron acusados en relación con el incidente por cargos que incluyen robo con un arma cometido en una pandilla organizada, secuestro y confinamiento forzoso y asociación criminal.
Se desconoce en qué situación está el juicio, aunque sigue su curso.
De lo robado solo se recuperó un collar que se les cayó a los ladrones el día del robo cuando huían en bicicleta.
Recién este año Kim Kardashian pudo volver a usar joyas.
Fuentes: Vice, Le Monde, TMZ
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