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Terrorismo digital y tecnología informática


Desde el sábado 7 de octubre más de cien sitios web en Israel fueron dañados o fuera de servicio. La crisis luego del atentado continúa y grupos organizados de hacktivistas, ciberdelincuentes y terroristas digitales lanzan ataques para afectar el humor social, generar terror, lacerar la confianza de los ciudadanos con demostraciones de odio contra la democracia y la vida.

Los ataques incluyen la app de alerta temprana que advierte a los israelíes sobre el lanzamiento de cohetes, con operaciones de bandera falsa y fake news. En simultáneo, sorprende la no cancelación en redes sociales y plataformas de las expresiones antisemitas, y el llamado por parte Hamas a atentar contra objetivos judeo-israelíes, la democracia y la vida misma. La intransigencia y pasividad en este aspecto parece incólume ante el reclamo de moderación y regulación.

La preservación del anonimato en Darkweb y ahora en Telegram fue una herramienta indispensable para la ejecución de actividades delictivas. El vulgo y el mito sostienen la probabilidad de que estos recursos funcionen como zona liberada para que unidades de contrainteligencia operen libremente. La situación adquiere ribetes extraordinarios, tratándose precisamente de Israel, potencia en cuestiones de seguridad.

Cientos de civiles asesinados y 200 personas secuestradas de 41 nacionalidades diferentes, habla de la gravedad de la situación. Por primera vez utiliza el recurso tecnológico como un arma, desplegando amenazas y hostigamiento que implica bombardeos sobre la población que se coordinan con el hackeo a pantallas digitales, para proyectar contenido pro-Hamás en las calles de Tel Aviv durante unos minutos.

Los ataques han implicado desfiguración y alteración de sitios web o ataques de denegación de servicio para provocar caída de servidores, todos ellos más cerca de la pirotécnica propagandística típica y- afortunadamente- sin daños relevantes. Sin embargo, los intentos de afectación sobre la infraestructura crítica continúan, y las amenazas y hostigamientos sobre servicios clave como la provisión de agua podrían ser una realidad.

CiberTerroristas que apoyan a Hamás e Irán declaran abiertamente incrementar los ciberataques y las acciones de manipulación de información alrededor del mundo y contra Israel. La motivación tiene más que ver con crear miedo, terror, afectar la moral y la confianza, que con un daño significativo, en consonancia con el método que los nazis emplearon a manos de su ministro de propaganda en la Segunda Guerra mundial.

Organizaciones, Agencias de seguridad, Gobiernos y miembros del mercado coinciden con que el Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán (MOIS) está detrás del Grupo “OilRig”, que desde 2021 y 2022 utilizó una amplia gama de herramientas para realizar ataques contra organizaciones israelíes. Las acciones de ciberinteligencia y la preparación del atentado del 7/10 podría retrotraerse a un par de años atrás, cuando sendas campañas implicaron el uso de dos backdoors, para recopilar información confidencial y credenciales de acceso de Windows.

La banda “Storm-0133”, también asociada con el MOIS, apunta a agencias y empresas del gobierno local israelí que prestan servicios a las industrias de defensa, recursos humanos, salud y atención médica. Instalando señuelos de phishing, descargando malware y recopilando información, luego utilizados para recopilar credenciales de acceso, cookies e historial de los navegadores, como también perfiles de administración y superusuarios.

En estos días, la tecnología informática es empleada como un arma virtual, con el propósito de mellar psicológicamente, hostigar, desinformar y confundir al enemigo, que en este caso es empuñada por una nueva categoría de agresores: terroristas.


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