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El Papá Noel de Massa y Maduro

“El 1 de noviembre arrancamos full, con las Navidades felices y en paz en Venezuela. Es como una vacuna contra la gripe. Vamos a ponernos una vacuna contra la amargura y la violencia de la derecha fascista”. Era 23 de octubre de 2019, y Nicolás Maduro decretaba así el adelanto de la fiesta en casi dos meses.

Agitando el lema “Gaitas, bailes y villancicos”, y anunciando el plan “Mi Casa Bonita en Navidad”, el dictador pretendía tapar las durísimas denuncias de violaciones a los derechos humanos de la entonces Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, los datos de una economía en rojo con una inflación mensual del 52%, los apagones de energía y el éxodo de millones de venezolanos en busca de una vida mejor.

La novedad se mantuvo en los años siguientes: en 2021, con la pandemia, empezó el 15 de octubre. Este año, con una inflación interanual que supera el 300%, la celebración ya lleva seis días.

Pan y circo” . Con esa expresión criticaba el poeta latino Juvenal el reparto gratuito de pan y los espectáculos de gladiadores y carreras de carros con que los emperadores mantenían calmados y entretenidos a los romanos. Apenas cambian las formas.

Salir tercero en las PASO fue como una iluminación para Sergio Massa: después de un año en el ministerio, y de casi cuatro en la gestión K, se dio cuenta de lo injusto que era el impuesto a las Ganancias y lo eliminó para buena parte de los asalariados.

No fue nada comparado con el festival de beneficios que súbitamente brotó de las manos del ministro- candidato: haciendo campaña con los fondos del Estado, es decir, los nuestros, nació el “Plan Platita” para todos y todas. Se anunciaron así, bajo el pomposo título de “Nuevo Programa de Fortalecimiento de la Actividad Económica y del Ingreso para las familias argentinas” (cuanto más largo el nombre, mayor la necesidad de disimular la dádiva y lo insustancial del “programa”) una suma fija para empleados, bono para jubilados y pensionados, beneficios para pymes y el campo, más acuerdos de precios, créditos para asalariados y otra cantidad de ayudas que, parece, el Gobierno no había detectado que hacían falta hasta que la votación en las primarias los dejó detrás de Milei y Bullrich. El milagro de las urnas…

Claro que salir a buscar cada voto (comprar suena bastante menos elegante) tiene su costo. Y habrá que ver después del 19 de noviembre quién paga la fiesta. En una de esas, le toca al actual dueño de casa llenar el agujero que dejó jugando a hacer de Papá Noel fuera de temporada. Lo bueno es que muchos no hacen el cálculo de cómo lo que entró por un bolsillo disfrazado de beneficio saldrá por el otro en forma de inflación o impuestos. ¿Pero quién es el aguafiestas que se pone a pensar en limpiar y secar los charcos en medio del Carnaval?

No es de Miguel de Cervantes, como circula erróneamente en la web, sino del lúcido actor español Moncho Borrajo, pero la cita bien vale para estos tiempos altos de campaña, con dos candidatos dispuestos a todo por un voto. “Querido Sancho: Compruebo con pesar cómo los palacios son ocupados por gañanes y las chozas por sabios. Nunca fui defensor de reyes, pero peores son los que engañan al pueblo con trucos y mentiras, prometiendo lo que saben que nunca les darán. País este, amado Sancho, que destrona reyes y corona a piratas, pensando que el oro del rey será repartido entre el pueblo, sin saber que los piratas sólo reparten entre piratas”.


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