Según informaron el jueves las autoridades, se enviaron cartas sospechosas a funcionarios electorales locales de al menos cuatro estados, incluidas dos localidades del estado de Washington, en las que, al parecer, se incluían polvos blancos que contenían la droga tóxica fentanilo.
Las pruebas preliminares indicaron que las cartas enviadas a al menos dos de las cuatro oficinas electorales de Washington -en el condado de Spokane y en el condado de King, que incluye Seattle- contenían fentanilo, según informaron las fuerzas del orden.
Las autoridades de Georgia informaron de que una carta dirigida a la oficina electoral del condado de Fulton, que incluye gran parte de Atlanta, había sido marcada como susceptible de contener fentanilo, pero aún no había sido entregada.
Y las autoridades de California dijeron que no sabían con certeza qué contenían las cartas enviadas a las oficinas electorales de Sacramento y Los Ángeles.
El fentanilo puede ser mortal si se ingiere incluso en pequeñas dosis, pero en general, según los expertos, el contacto con la piel, como el que podría producirse al abrir una carta, supone un riesgo mínimo.
Ninguna de las oficinas electorales afectadas informó de que hubiera empleados heridos.
Las cartas llegan en un momento en que las oficinas electorales de todo el país están siendo testigos de una creciente serie de amenazas y comportamientos agresivos que han seguido a acusaciones infundadas de fraude electoral en los últimos años.
Además de las dos ciudades de California y Georgia, las cartas iban dirigidas a las oficinas electorales del condado de Lane, en Oregón, que incluye Eugene, y de los condados de King, Spokane, Pierce y Skagit, en Washington.
Según los informes, al menos dos de los envíos incluían mensajes, pero más allá de un aparente llamamiento a detener las elecciones enviado a la oficina electoral del condado de Pierce, en Tacoma, su naturaleza no estaba clara.
El correo del condado de Pierce incluía un polvo blanco que posteriormente se identificó como bicarbonato sódico.
El FBI y el Servicio Postal de Estados Unidos están investigando las cartas, la mayoría de las cuales llegaron en el correo del miércoles.
En Washington, llegaron sólo unos días después de que al menos dos sinagogas de Seattle recibieran paquetes que contenían sustancias blancas cristalinas o en polvo.
Las autoridades de los estados afectados calificaron los envíos de amenazas para el proceso democrático.
El secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, pidió a los candidatos políticos que los denunciaran.
«Esto es terrorismo doméstico y debe ser condenado por cualquiera que ocupe un cargo electo y quiera ocupar un cargo electo», dijo.
«Si no condenan esto, entonces no son dignos del cargo al que se presentan».
Dijo que su propio hijo murió hace 5 años y medio de una sobredosis de fentanilo.
Si bien los correos atrajeron la atención nacional, la intimidación y las amenazas de violencia contra los funcionarios electorales se han vuelto comunes desde que el expresidente Donald Trump y otros titulares de cargos republicanos comenzaron a plantear denuncias de fraude generalizado en las elecciones presidenciales de 2020.
El Departamento de Registro y Elecciones del condado de Fulton, señalado desde el principio por Trump y otras personas que denuncian fraude, ha sido un objetivo frecuente, pero no el único.
No estaba claro si el envío a Atlanta tenía alguna relación con el juicio por extorsión contra Trump y varios de sus aliados que se está celebrando en el tribunal del condado de Fulton.
En los últimos años, las oficinas electorales de todo el país han reforzado la seguridad, controlando a los visitantes e incluso instalando cristales antibalas.
Jena Griswold, la secretaria de Estado de Colorado, dijo el jueves que había recibido más de 60 amenazas de muerte desde que fue nombrada acusada en septiembre en una demanda que cuestiona el derecho de Trump a aparecer en la papeleta presidencial de 2024.
Las amenazas contra funcionarios de todo el estado son lo suficientemente comunes como para que su oficina haya establecido un proceso para detectarlas.
«Estamos viendo un entorno de alta amenaza hacia los trabajadores electorales», dijo Griswold, demócrata.
En Oregón, «las interacciones muy cargadas con los clientes, votantes o no, las persecuciones agresivas del personal – estamos empezando a ver que aquí también», dijo Devon Ashbridge, el portavoz de la oficina de Elecciones del Condado de Lane.
«Ha sido una situación francamente aterradora».
La oleada de comportamientos amenazantes hacia los trabajadores electorales ha influido en el creciente número de personas que abandonan la profesión y en la dificultad para contratar sustitutos.
«Vemos tendencias en las jubilaciones, pero esto es a una escala mucho mayor de lo que habíamos visto antes», dijo Tammy Patrick, directora general de programas de la Asociación Nacional de Funcionarios Electorales.
El Departamento de Justicia ha presentado cargos penales relacionados con amenazas electorales contra al menos una docena de personas desde que formó un grupo de trabajo sobre el tema en junio de 2021.
Griswold y otros dicen, sin embargo, que tanto la respuesta federal como la estatal se han quedado cortas.
Y dicen que les preocupa que la atmósfera sobrecargada que rodea a las próximas elecciones presidenciales sólo empeorará las cosas.
Los trabajadores electorales son «nuestros vecinos, nuestros abuelos, republicanos y demócratas», dijo Griswold.
«No se apuntaron a un entorno realmente hostil para participar en la democracia estadounidense».
c.2023 The New York Times Company
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