“Alá es Grande, Alá es Grande. Alabado sea Dios”. Es imposible que Dios sea ese que adulaban los terroristas de Hamas cuando el sábado 7 de octubre entraron al territorio israelí asesinando, cazando civiles de todas las edades, niños, bebés y ancianos. Rematando a los heridos con disparos en la cabeza o decapitándolos con lo que tenían a mano. Violando y reventando con saña a jóvenes soldados. Los quemaron. Y prendieron fuego también a casas, sus autos. Reventaron a sus mascotas, como si los perros y los gatos también fueran judíos, blanco de su cacería.
Clarín y otros medios de comunicación, políticos, diplomáticos, y algunas otras personalidades participaron este miércoles de la proyección de imágenes compiladas de la masacre ejecutada por el grupo fundamentalista y terrorista, que desató la dura incursión de Israel en la Franja de Gaza. La guerra israelí contra Hamas, la invasión de este territorio palestino para aniquilar hasta el último terroristas está provocando también miles de muertos civiles del lado palestino, utilizados como escudos humanos del terrorismo islamista. Esa respuesta militar israelí también desató una ola de protestas en el mundo occidental y una ola antisemita.
Las indigeribles imágenes del barbárico ataque de Hamas que Clarín vió este miércoles en la Embajada de Israel -y cuya difusión está prohibida por las autoridades hebreas con el fin de preservar a las familias de las víctimas- fueron presentadas por el embajador de Israel, Eyal Sela, y por el Coronel Amit Guy, que es el agregado de Defensa israelí en Buenos Aires. Algunas imágenes de esta compilación de 43 minutos se conocían, otras son inéditas.
La proyección empieza con la información de que 3.000 terroristas de Hamas entraron a Israel antes del amanecer del 7 de octubre. Asesinaron 300 soldados y 1.100 civiles. Las escenas que siguen fueron recopiladas en todos los puntos de ataques. Fueron grabadas con los teléfonos y otras cámaras de los terroristas, de las víctimas y algunas quedaron registradas por las cámaras de seguridad callejeras y familiares.
“Alá es Grande, Alá es Grande. Alabado sea Dios”, gritan una y otra vez los terroristas, la mayoría hombres jóvenes que reían a carcajadas y se hacían selfies ante cada muerte de judíos ese sábado 7. Se llevaron 240 israelíes y extranjeros como rehenes. Se los ve transportados en motos y camionetas Toyota, como ratas, como ganado rumbo al matadero. Se los ve golpearlos pese a que van heridos. Entre ellos hay unos 21 argentinos, entre ellos el bebé Kfir, de sólo 9 meses.
Se los ve en las autopistas disparándole a vehículos cuyos conductores sorprendidos bajan la velocidad. Como en una película de terror en muchos casos los cuerpos se desploman sobre el volante y las bocinas quedan sonando. Hay constantes «Hurras» de sus victimarios, excitados con la sangre, rematando con tiros en la cabeza de quienes se siguen moviendo.
En el Kibbutz Be’eri, la escena pasa de lo bucólico al terror. Un viejo Labrador negro se acerca manso y curioso a alguien que se le acerca jadeando. Es el terrorista que va filmando con su casco la escena. Como en un videojuego derriba con su ametralladora al perro, que cae sin sonido, como un muñeco. ¿Hay alguien en la habitación? Los terroristas entran por el jardín de estas casas de Kibutz, que son siempre austeras, y donde los vecinos convivían hasta entonces en una normalidad con los palestinos que trabajaban en la zona. Los terroristas abren sus mosquiteros con cuchillos. Disparan, matan todo lo que ven. Lo revientan. Queman la casa. Se van.
Otra escena desgarradora transcurre en Netiv HaAsara, donde mataron 20 de los 900 residentes. Como en la casa había cámara de seguridad en el techo se puede ver a un padre con sus dos hijos todavía en calzoncillos corriendo por el patio de la casa para esconderse en lo que parece un refugio antiaéreo. Un terrorista los alcanza y les tira una granada que mata al padre en el acto porque se quedó en la puerta del refugio protegiendo a sus hijos.
Los niños corren a la casa y se oye al más chiquito decir «¡Papá, papá! ¡Está muerto, está muerto!». Ya en el interior en la cocina, lloran desconsolados mientras el terrorista con su fusil abre la heladera sin prestarles atención y toma Coca Cola
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Los terroristas afirman que el vídeo fue filmado en el Kibbutz Holit el primer día del ataque.
-¡Papá ha muerto, esto no es una broma! sigue diciendo el menor mientras que su hermano intenta consolarlo.
-¿Por qué estoy vivo? ¿Por qué estoy yo vivo? ¡Quiero a mamá, quiero que venga mamá!, llora el menor, herido en un ojo. Clarín no pudo saber si los niños siguen vivos o fueron asesinados.
Otra escena atroz por su crudeza es la de un joven moribundo a quien intentan cortarle la cabeza. “Es un judío”, “Es un judío”, se oye de sus victimarios.. Todavía se mueve en el suelo, junto a otros cadáveres. El terrorista toma una azada, que sirve para remover la tierra del jardín, y le da y le da varias veces en la cabeza y cuello sin poder desmembrarlo porque la herramienta no tiene filo.
Hay escenas del ataque a un jardín de infantes. Se llevan rehenes. “Eso es Israel” gritan con desprecio. Y en varias oportunidades se identifican como Al Qassam, brazo armado de Hamas.
En uno de los momentos de la proyección se puede escuchar claramente el llamado por el teléfono de un israelí asesinado que le hace un terrorista a su mamá. Excitado y con orgullo le dice varias veces que mató a diez judíos. Su madre lo considera un héroe.
Hay que decir algo que se observa muy claramente en estas imágenes. Cuando los terroristas entran en Gaza con rehenes, heridos, alguno muerto, el pueblo de la Franja los vitorea. Sobre todo son grupos de hombres. Hay clamores a los terroristas y golpean a las víctimas. Se oyen alabanzas a Dios.
En uno de los audios de la Radio de Hamas se oye al comando del grupo fundamentalista diciendo: “Tráiganlo y cuélguenlo, cuélguenlo en la Plaza al Alam”, que está dentro de Gaza. “No queremos a este muerto. Traelo y dejá que la gente juegue con él (con su cuerpo). Traelo y colgalo en la plaza al Alam”, repite.
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Es en el sur de Israel, cerca del kibbutz Reim, próximo a Gaza.
Otro momento del ataque en esta compilación es la ya conocida incursión terrorista sobre Festival de Reim, al sur del país. Esa cacería conocida por las mismas imágenes de los jóvenes corriendo en el desierto, aterrados y pidiendo ayuda.
Una recorrido posterior de las cámaras muestra los cuerpos doblados y en la posición que cayeron. Un dron permite ver decenas de autos y cuerpos calcinados. Son los que quedaron atrapados en la playa de estacionamiento de Reim sin poder escapar .
Posteriormente se verán sucesivamente las fotografías de las víctimas de Hamas, niños y bebés desfigurados por la metralla o el fuego. Varios de ellos están con sus pijamas y sus ropitas de dormir. Otras víctimas quedaron tendidas en las camas porque evidentemente aún dormían cuando fueron acribilladas. Hay paradas de colectivos llenas de cadáveres.
“El que no condena esto, está con Hamas”, dijo el embajador Eyal Sela sobre el final de la proyección a la que asistieron políticos del oficialismo y la oposición: Luis Petri, Martín Lousteau, Maxi Ferraro, Juan Lopez, Sabrina Ajmechet, Karina Banfi, Hernan Reyes, Alejandro Finocchiaro, Nicolás Trotta, los empresarios Mario Montoto, Marcelo Mindlin, los embajadores Marc Stanley, Romain Nadal, el presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits, Claudio Epelman, entre otros.
Las calles que rodeaban a la embajada tenían este jueves un vallado impresionante. Ocurre que la Organización Clasista Revolucionaria, MTR Historico, Resistencia Popular y otros grupos de la izquierda argentina llevaban adelante una manifestación, en la que vociferaban todo tipo de consignas ligadas a las elecciones del domingo y también otras a favor de los palestinos de Gaza.
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