quién es Ron DeSantis el nuevo aliado de Donald Trump

¿Quién es Ron DeSantis, el gobernador de Florida que se bajó el domingo de las internas republicanas, poniendo fin a la más amarga rivalidad con Trump en el marco de la carrera por la Casa Blanca?

Considerado alguna vez un «Trump con cerebro», DeSantis pudo en su momento convertirse en un rival de peso contra el ex presidente, quien a cambio le descargó toda su verborragia explosiva: lo llamó «Desantimonio» o «Desanctus». Pero el domingo a la noche, cuando el ex gobernador de Florida se bajó de las internas tras perder en la primera votación en Iowa, Trump guardó las burlas y llamó a su repentino aliado «un tipo amable» (gracious).

Para Trump, se ha convertido en un ritual familiar dar la bienvenida al respaldo de alguien que intentó enfrentarlo. Pero fue notable su giro en el mitin del domingo en New Hampshire cuando elogió a DeSantis poniendo fin a quizás la rivalidad más amarga de la campaña republicana de 2024.

«Sólo quiero agradecer a Ron y felicitarlo por hacer un muy buen trabajo», dijo Trump al comienzo de sus comentarios. “Fue muy amable y me respaldó. Lo aprecio y también espero trabajar con Ron”. Trump describió a DeSantis como “una persona realmente fantástica”.

Más temprano ese mismo día, DeSantis dijo por video que terminaría su campaña dos días antes de las primeras primarias republicanas del país en New Hampshire (son este martes) Pero, dejando a un lado el júbilo de Trump el domingo por la noche, no fue el más cálido de los respaldos.

“Para mí está claro que la mayoría de los votantes de las primarias republicanas quieren darle a Donald Trump otra oportunidad”, dijo DeSantis, ofreciendo un análisis práctico con una sonrisa forzada, sin agregar aplausos para Trump.

“Firmé un compromiso para apoyar al candidato republicano y cumpliré ese compromiso”, continuó, antes de agregar una crítica a la contendiente restante, Nikki Haley. DeSantis describió a la ex embajador ante la ONU y ex gobernadora de Carolina del Sur como un sustituto de “la vieja guardia republicana de antaño, una forma reenvasada de corporativismo recalentado”.

Aparentemente indiferente al enfoque de DeSantis, Trump adoptó un tono de camaradería como compañeros combatientes políticos. «Les diré que no es fácil», dijo Trump el domingo por la noche en Rochester. “Creen que es fácil hacer estas cosas, ¿verdad? No es fácil».

Luego, Trump pasó rápidamente a su típico discurso de manifestación, mezclando ataques despreocupados contra el presidente Joe Biden, los medios políticos, “el Estado profundo” y los “belicistas” en Washington, y la justicia penal que lo ha acusado cuatro veces, con 91 cargos de delitos graves y pendiente de múltiples juicios.

Dedicó más tiempo a criticar a Haley que a elogiar a DeSantis, considerándola una herramienta del establishment político del que ha despreciado. Hizo amplias promesas de paz y prosperidad, prometiendo, sin ofrecer ningún plan detallado, que revertiría la inflación y pondría fin a la guerra de Rusia en Ucrania. Y repitió sus mentiras de que su derrota ante Biden en 2020 se debió a un fraude.

Una bulliciosa multitud en la histórica ópera de Rochester se rió, cantó y rugió por todas partes.

DeSantis, que creció bajo el ala de Trump y logró popularidad cuando se opuso a cerrar las escuelas y los negocios del estado durante la pandemia, inicialmente trató de evitar criticar al expresidente, cuyo respaldo lo ayudó a ganar las primarias de 2018 para gobernador y seguir su carrera.

De 47 años, DeSantis está casado con una ex presentadora de televisión. Es un ultraconservador, militar, abogado, que batalla “a favor de la libertad”, contra Disney, la educación sexual en las escuelas, el comunismo y la inmigración ilegal.

Pero DeSantis no pudo ganar tracción en las primarias porque la base trumpista se mantuvo fiel a su líder, a pesar de los 91 cargos en diferentes juicios que el magnate enfrenta, y Trump consolidó constantemente el apoyo y subió en las encuestas para luego sellar una victoria aplastante en Iowa.

Con información de Associated Press y Paula Lugones, desde Washington