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así opera el paso de Rafah en la frontera con Egipto

Tras el paso de Joe Biden por Tel Aviv, Israel anunció que autorizaba el envío de «comida, agua y remedios» desde Egipto a la Franja de Gaza «siempre y cuando la ayuda no llegue a Hamas». Sería a través del paso fronterizo de Rafah, que el Estado hebrero bloqueó y atacó en respuesta al ataque terrorista del Hamas del 7 de octubre. ¿Cómo funciona?

¿De qué hablamos cuando hablamos del paso fronterizo de Rafah?

Rafah es una ciudad palestina situada en el extremo sur de la Franja de Gaza, en la frontera con Egipto. Se han encontrado vestigios milenarios de su nombre en fuentes arameas. En 2021 vivían allí unas 185.000 personas, según la Oficina Palestina de Estadística. Una población en rápida expansión.

Pero es más conocida por su condición de puesto fronterizo: es uno de los tres puntos principales -de una decena de puestos de control controlados alrededor del enclave- para entrar y salir de la Franja de Gaza, junto con el cercano puesto de control de Kerem Shalom (Karm Abu Salem, en árabe), y el de Erez, en el extremo norte de Gaza.

Camiones aguardan de lado egipcio para poder cruzar a Gaza. Foto: EFECamiones aguardan de lado egipcio para poder cruzar a Gaza. Foto: EFE

Esta franja de 360 km² es un enclave ultra blindado, al menos hasta los ataques del Hamas del 7 de octubre. Los 2,4 millones de gazatíes están administrados por movimiento radical islámico desde junio de 2007 y viven bajo bloqueo israelí, «en completo asedio» desde el estallido del conflicto en octubre, según el gobierno israelí.

El suministro de agua, cortado durante una semana en violación del derecho internacional, se restableció el domingo 15 de octubre.

Rafah también alberga uno de los campos de refugiados de la Franja de Gaza, que existe desde 1949, un año después de la primera guerra israelo-palestina. La agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) ha registrado allí a 133.000 personas en 2023 (antes del 7 de octubre).


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Sólo hay una carretera para llegar, a lo largo de la costa del norte del Sinaí, vía El-Arish, la capital regional, a unos cincuenta kilómetros al oeste de Rafah.

¿Quién gestiona el paso fronterizo?

Está controlado por Egipto en el exterior de Gaza, y por aduaneros palestinos, funcionarios de Hamas, en el interior. Los otros dos puestos de control, Erez y Kerem Shalom, están controlados por Israel.

Rafah es una especie de termómetro del movimiento de las placas tectónicas regionales.

Desde 2007, la puerta se ha abierto esporádicamente. Solo entre 2011 y 2013 hubo un interludio, cuando los Hermanos Musulmanes llegaron al poder tanto en Gaza como en El Cairo tras la revolución de Tahrir.

Rafah se abrió permanentemente y Gaza pudo respirar de nuevo. Después, con la caída del presidente egipcio Mohamed Morsi, el territorio palestino volvió a estar cerrado con candado. Entre 2013 y mayo de 2018, la terminal abrió solo tres semanas.

La estabilidad de las relaciones entre Egipto e Israel, en paz desde 1979 y el primer tratado de paz árabe-israelí, sigue siendo la mejor garantía del bloqueo a Gaza. El tratado dividió el Sinaí en cuatro zonas. La zona C, en la que está incluido el paso de Rafah, se extiende desde El-Arish hasta Ras Mohammad, una reserva natural en el extremo sur del Sinaí. Decenas de miles de policías patrullan este vasto desierto, repleto de células yihadistas.

¿Qué y quiénes transitan por Rafah?

Sobre todo son personas las que pasan por este cuello de botella: palestinos que necesitan atención médica, estudiantes, empresarios, fieles que se dirigen a realizar la peregrinación a La Meca, pero también occidentales, trabajadores humanitarios o periodistas.

Un policía palestino verifica el pasaporte de una palestina en el paso de Rafah, en 2011. REUTERS/Suhaib SalemUn policía palestino verifica el pasaporte de una palestina en el paso de Rafah, en 2011. REUTERS/Suhaib Salem

«No hay normas muy precisas para salir de Gaza, hay que poder justificarlo con un documento«, explica Alexandre Buccianti, corresponsal de RFI en El Cairo. Es bastante similar a la forma en que se expiden los visados para entrar en la zona Schengen. Es decir, por goteo. Según la ONU, en agosto de 2023 se autorizó la salida de Gaza a unas 19.600 personas, un récord desde julio de 2012. Y a 314 se les negó la entrada.

El transporte de mercancías, por su parte, transita principalmente por el vecino puesto de control de Kerem Shalom, administrado por Israel. Unos 12.000 camiones entraron en Gaza en agosto, cargados de materiales de construcción (42%), alimentos (22%) y ayuda humanitaria (3%).

Túneles

Por último, el tráfico entre Gaza y Egipto también es subterráneo, con distintos grados de densidad en función de la situación geopolítica.

Entre 2007 y 2011, según la UNRWA, casi 1.500 túneles fueron utilizados activamente por los palestinos para eludir el bloqueo israelí sobre la Franja de Gaza.

«No para armas, sino para gas, combustible, agua… Las armas no pasan por Egipto, van por mar. La costa de Gaza es una importante zona pesquera. Pero la marina israelí, poco desarrollada, no está en condiciones de controlar todos los pequeños botes y lanchas neumáticas que la recorren. Tras el regreso al poder, los militares egipcios se han dedicado a inundar los túneles subterráneos.

«En los últimos tres años, debido al acercamiento entre El Cairo y Hamas, los túneles que quedan no han sido muy activos», explica nuestro corresponsal en El Cairo.

¿Por qué Egipto no deja pasar a los palestinos?

Si su nombre sigue apareciendo en las noticias, es también porque el puesto ha sido blanco recientemente de numerosos ataques israelíes. Los últimos tres tuvieron lugar los días 9 y 10 de octubre y luego el pasado 16 de octubre.

«El objetivo es obstaculizar el paso de la carga humanitaria«, explica el periodista francés. En 2015, Amnistía Internacional acusó a Israel de haber cometido «crímenes de guerra» al matar «al menos a 135 civiles» en Rafah en represalia por la captura de uno de sus soldados durante la guerra del verano de 2014 en la Franja de Gaza.

Miles de palestinos se concentran actualmente en esa frontera sur a la espera de una apertura. «Llevamos ocho días durmiendo en la frontera sin ninguna ayuda», declaró a la AFP Osama Abu Samhadana, un egipcio que intenta regresar a casa con su familia.

Con más de un millón de gazatíes huidos al sur de la Franja, la presión sobre las puertas de Rafah es elevada. «Durante la guerra de 2008, decenas de miles de palestinos treparon por la valla y cruzaron el alambre de púas», recuerda Alexandre Buccianti, que se encontraba allí en aquel momento.

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Varios de ellos van y regresan de la frontera en busca de información clara para poder cruzar hacia Egipto, sin respuesta por parte de la embajada.

Se planteó entonces la cuestión de la acogida de desplazados por parte de Egipto, pero El Cairo rechazó categóricamente la perspectiva de campamentos palestinos en su suelo, aceptando únicamente convoyes humanitarios en la otra dirección.

«Una frontera demasiado abierta sería sinónimo de una nueva Nakba«, es decir la «Gran Catástrofe» de mayo de 1948, cuando 700.000 palestinos, expulsados de los territorios que ocupaban, huyeron al exilio en los países de la región.

El presidente egipcio al Sisi se opone rotundamente y aseguró este martes que «la idea de forzar a los gazatíes a desplazarse hacia Egipto llevará a un desplazamiento similar al de los palestinos de Cisjordania», un territorio ocupado por Israel. «Y hará imposible, agregó, el establecimiento de un Estado de los palestinos en Cisjordania».

Hoy, según la ONU, Gaza está al borde de una nueva «catástrofe humanitaria».

Con información de Géraud Bosman-Delzons, RFI


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