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Camino a la COP28, un llamado de los ministros de Agricultura de las Américas


Pandemia, contracción económica, aceleración de la inflación, eventos climáticos extremos y crisis bélica en Europa del Este. Sin considerar en la lista de shocks para la economía global el nuevo escenario de horror generado en Oriente Medio, el número de personas en el mundo que sufre inseguridad alimentaria grave aumentó en más de 200 millones entre 2019 y el 2021.

En este marco, más de 30 ministros de Agricultura de países de las Américas convocados por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) se reunieron en Costa Rica para consolidar una alianza continental para la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible que permita aprovechar oportunidades, mitigar amenazas, reducir riesgos y ofrecer soluciones.

La alianza parte de la visión de que las Américas, como mayor productor y exportador mundial de alimentos, tiene un papel central en la superación de los obstáculos que impone la coyuntura y en la generación de las respuestas que el planeta demanda. El sector agropecuario quiere reforzar su protagonismo, profundizar aún más el salto tecnológico apoyado en la ciencia y la innovación, y está listo para seguir alimentando a la región y al mundo en armonía con la naturaleza.

Esos dos entendimientos básicos sintetizan el consenso alcanzado en Costa Rica entre países diversos y heterogéneos, algunos con preocupaciones crecientes sobre sus niveles de inseguridad alimentaria y otros con enormes excedentes exportables que juegan un papel crucial para que el mundo pueda disponer de alimentos sanos, inocuos y nutritivos.

En las resoluciones aprobadas por los ministros y en los foros de discusión mantenidos –en los que participaron los presidentes de Guyana, Mohamed Irfaan Ali, y Panamá, Laurentino Cortizo; líderes rurales de Chile, Guyana y Honduras; el Premio Mundial de la Alimentación 2020, Rattan Lal, el Nobel de Economía 2019 Michael Kremer y la ministra de Cambio Climático y Medio Ambiente de Emiratos Árabes Unidos, Mariam Almheiri-, se plasmó otro gran consenso, que indicó que la urgencia y la naturaleza de los desafíos que enfrenta la agricultura hacen necesario pasar a la acción sobre la base de cuatro principios:

1) los sistemas agroalimentarios deben ser fortalecidos, pero no son fallidos;

2) la agricultura, por su importancia económica y su capacidad de mitigación del cambio climático, es parte de la solución a los desafíos actuales;

3) la ciencia y la tecnología deben guiar las transformaciones;

4) los agricultores son actores centrales, ya que nadie puede hacer una gestión más sostenible de los recursos naturales y productivos.

Otra importante decisión de la Conferencia Ministerial fue el pedido de los gobiernos de los países de las Américas al IICA para el respaldo del organismo a la acción colectiva y a la adopción de posiciones comunes frente a la crisis ambiental, y contribuir al mismo tiempo a que el sector agropecuario acceda al financiamiento climático.

Una de las tareas llevadas a cabo en los últimos años por el IICA fue la promoción del análisis y el debate en torno a la necesidad de establecer una relación sinérgica entre agricultura y cambio climático, tarea que tuvo un hito en la COP27 (Egipto) con la instalación, por primera vez, de un pabellón denominado Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas.

Con el apoyo de los países y socios del sector privado, el pabellón será instalado esta vez en la COP28, en Dubái, generando un escenario privilegiado para que autoridades públicas y productores muestren los avances hacia una mayor sostenibilidad, hacia la promoción de una agricultura regenerativa, que aplica el enfoque de Una Salud que incluye a los suelos, por parte de una región decisiva para la seguridad alimentaria y la conservación ambiental.

Pese a su responsabilidad marginal en la emisión de gases de efecto invernadero, enfatizamos que nunca más el sector agropecuario puede quedar fuera de los ámbitos de negociación climática.

Existe en la región un gran consenso sobre la importancia de actuar coordinadamente para reducir los niveles de inseguridad alimentaria y simultáneamente hacer frente a la crisis climática.

La bioeconomía, en ese sentido, emerge como un puente entre producción y ambiente, construyendo oportunidades para transformar la biomasa de nuestro continente en nuevas cadenas de valor y cambiar el perfil de nuestro agro, tradicionalmente visto como un proveedor de materias primas, para convertirlo en un complejo agroindustrial altamente diversificado.

La convocatoria ministerial se constituyó así en un potente llamado a la acción para ir más allá del diagnóstico y continuar transformando una agricultura que es vital para el desarrollo sostenible y que por eso debe ser cada vez más resiliente, competitiva e inclusiva.

Manuel Otero es Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA)


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