En el estado de Iowa, en medio de temperaturas de espanto de 30 grados bajo cero, este lunes comienza formalmente la carrera electoral por la Casa Blanca: en una interna republicana en la que por ahora domina de forma aplastante Donald Trump, los estadounidenses votarán allí por primera vez para elegir presidente, un proceso que culminará el 5 de noviembre de 2024 con las elecciones generales.
Los republicanos de este estado rural del centro-norte serán los primeros en votar por la nominación presidencial de su partido en un proceso que no es una elección común con las típicas urnas en escuelas: se llaman caucus y es un método tan lento y antiguo que algunos consideran anacrónico.
Funciona así: representantes de cada partido se juntan en gimnasios, iglesias o cuarteles de bomberos y tratan de convencer a los vecinos de las bondades de cada candidato. La gente vota en papelitos y los postulantes que logran pocos votos pierden peso y se van sumando a la mayoría hasta que hay un ganador. Puede resolverse rápidamente, pero también durar varias horas.
Iowa marca tradicionalmente el inicio de las votaciones internas que definirán a los candidatos que competirán en noviembre. Pero los demócratas, que llevan a Joe Biden como candidato sin contendientes internos de peso, decidieron atrasar la fecha de votación en ese estado y solo votarán este lunes los republicanos.
Según las encuestas, Trump es amplio favorito en Iowa, con 48% de aprobación, delante de la más moderada ex embajadora ante la ONU Nikki Haley, con 20%, y el ultraconservador gobernador de Florida Ron DeSantis, con 16%, según un sondeo de Des Moines Register, NBC News y Mediacom publicado el sábado.
Pero no se descarta que Haley o De Santis den una sorpresa y cosechen más votos de lo previsto: si Trump no obtiene la victoria aplastante en Iowa, corre el riesgo de aparecer más débil para el resto de las primarias. Desde la semana próxima, los candidatos seguirán compitiendo en New Hampshire, en Nevada y en Carolina del Sur en febrero y así hasta que todos los 50 estados de la Unión terminen de votar en junio para luego proclamar al candidato.
La ventaja de Trump en Iowa es grande. El entusiasmo de sus partidarios es fervoroso. Y, a diferencia de 2016, Trump tiene una campaña muy bien financiada y organizada en el estado. El clima fatalmente helado –el pronóstico para la capital Des Moines es de una mínima de -30 grados y una máxima de -19 grados el lunes- probablemente beneficiará a los votantes movilizados como los de Trump más que a los moderados de Haley.
Trump, de 77 años, sabe que el primer golpe es importante. Quiere confirmar su amplio liderazgo y consolidar la victoria en la interna lo antes posible antes de que comiencen los juicios que tiene pendientes por varios cargos, entre ellos la conspiración para desconocer las elecciones, algunos de ellos previstos para marzo.
Del lado demócrata el panorama es más simple, pero no fácil. Biden prácticamente corre sin rivales de peso en la interna y no hay dudas de que será el candidato oficialista. Pero las sombras sobre su edad –si gana asumiría la presidencia con 82 años— y su estado físico son un contrapeso para su campaña.
Las encuestas a nivel nacional, que miden a Trump versus Biden, le asignan una leve ventaja de un punto a Trump, según recopiló RealClearPolitics. El demócrata tendría más problemas si su rival no fuera el magnate: Haley le ganaría a Biden por 8 puntos y DeSantis por 3.
A pesar de que la economía ha mejorado sustancialmente desde el fin de la pandemia, con los mercados en alza, con un PBI post-covid que ha crecido más que en otras potencias, que los precios de los combustibles han bajado, que la inflación disminuyó de más de 9% a 3,4% anual y que la Reserva Federal proyectó tres recortes de tasas en 2024, la sensación de los estadounidenses es que Biden no maneja bien la economía. Un 58,5% desaprueba al presidente en ese aspecto.
Otro frente que también que también complica a Biden en las elecciones es el internacional. El apoyo incondicional a Israel en la guerra contra Hamas no es ampliamente compartido por los estadounidenses ni tampoco el envío constante de dinero a Ucrania. Un 58,5% de los ciudadanos, según RealClearPolitics, no comparte su visión de la política exterior.
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