Diplomáticos y funcionarios debaten desde hace meses en Bruselas la necesidad e idoneidad de una futura ampliación de la Unión Europea. Lo que no debaten es que, de llevarse a cabo, primero hay que reformar la forma de funcionamiento del bloque porque de lo contrario sería imposible de manejar.
Sucesivas ampliaciones han llevado a la Unión Europea de seis socios fundadores a ser hoy un bloque de 27 países (eran 28 hasta el Brexit) que a principios de la próxima década podría llegar a 35. Más allá del número, ampliar la Unión Europea hacia los Balcanes e integrar a Ucrania cambiaría profundamente el aspecto económico, social y político del continente.
Dos asuntos preocupan principalmente.
El funcionamiento actual es ya bastante complicado para añadir hasta ocho países más, todos con poder de veto, todos con un miembro en la Comisión Europea (una suerte de poder ejecutivo que se iría a 35 comisarios) y más de 800 eurodiputados.
En la próxima cumbre europea de diciembre los 27 deberán decidir si se empieza a negociar con Ucrania y Moldavia. La apertura de negociaciones no prejuzga el resultado porque siempre se recuerda que Montenegro lleva 14 años negociando, que no muestra grandes obstáculos pero que la negociación no avanza por falta de voluntad política europea.
Además, las normas por las que se reparten ahora mismo los fondos harían que Ucrania, de entrar, se llevara el 100% de las ayudas a la agricultura y casi el 90% de los fondos de cohesión o estructurales, los que ayudan al desarrollo de las regiones más pobres del continente.
A eso se suma que su entrada, la de Moldavia y la de los balcánicos Albania, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y hasta Kosovo y Bosnia-Herzegovina, haría contribuyentes netos a los fondos europeos a muchos países que hoy son receptores netos.
Cambios
¿Cómo arreglarlo? Un grupo de expertos nombrados por los gobiernos de Alemania y de Francia acaban de redactar un informe que propone reformas institucionales que revolucionarían el funcionamiento del bloque.
Piden medidas institucionales, como reducir el número de eurodiputados y el de comisarios europeos (ya no habría uno por país), además de acabar con la regla de la unanimidad en la toma de decisiones, que se acompañaría endureciendo los requisitos para lograr minorías de bloqueo. Algo que no gustará a los más grandes pero que facilita a los más pequeños su aceptación porque su voz valdrá más.
También proponen reformas por ejemplo para endurecer la entrega de fondos europeos, ligándolos más al respeto de las normas del Estado de Derecho para evitar derivas autoritarias como las actuales en Hungría y Polonia, que tienen a esos dos países chocando con Bruselas en los tribunales europeos desde hace años.
Pero la gran reforma va más allá. El informe pide la creación de cuatro grupos concéntricos, un eufemismo para decir que habría miembros de pleno derecho y otros con menos derechos.
Estados asociados
Así, habría un primer círculo que concentraría al “núcleo” de la Unión Europea, a los países que comparten el euro, que hoy son 20. El según círculo sería el de la Unión Europea actual, en el que estarían los Estados miembro que no tuvieran el euro.
En el tercer círculo se quedarían los “Estados asociados”, un saco en el que podrían caer países que quisieran entrar en la Unión Europea y que no fueran aceptados o no lo fueran temporalmente pero cuyas economías serían aceptadas en el mercado común europeo, donde rigen la libertad de movimientos de personas, capitales y mercancías. Y en el cuarto círculo, denominado ‘Comunidad Política Europea’ (y ya existente, pero sin más estructura ni contenido) podrían estar incluso países como el Reino Unido o Turquía.
Algunos países temen que se condicione la llegada de nuevos Estados miembro a estas reformas. Sería una forma de bloquear su entrada si las reformas se eternizan. En un informe escrito por politólogos bálticos, polacos, escandinavos y croatas (sus países son favorables a la ampliación lo antes posible) piden esa no condicionalidad. Temen que el informe franco-alemán y sus reformas sea una excusa para frenar la ampliación.
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