SHANGHAI – Los chinos acaudalados han sacado cientos de miles de millones de dólares del país este año, aprovechando el fin de las precauciones COVID que habían sellado casi por completo las fronteras de China durante casi tres años.
Están utilizando sus ahorros para comprar departamentos, acciones y pólizas de seguros en el extranjero.
Al poder volar de nuevo a Tokyo, Londres y Nueva York, los viajeros chinos han comprado departamentos en Japón e ingresado dinero en cuentas de Estados Unidos o Europa que pagan intereses más altos que en China, donde los tipos son bajos y están bajando.
La salida de dinero hacia el extranjero indica en parte el malestar existente en China por la vacilante recuperación tras la pandemia, así como por problemas más profundos, como la alarmante ralentización del sector inmobiliario, principal depósito de riqueza de las familias.
Para algunas personas, también es una reacción a los temores sobre la dirección de la economía bajo el líder de China, Xi Jinping, que ha tomado medidas enérgicas contra las empresas y ha reforzado la mano del gobierno en muchos aspectos de la sociedad.
Trucos
En algunos casos, los chinos están improvisando para eludir los estrictos controles gubernamentales sobre las transferencias de dinero al extranjero.
Han comprado lingotes de oro lo bastante pequeños para llevarlos discretamente en el equipaje de mano, así como grandes montones de divisas.
Los bienes inmuebles también son una opción.
Los chinos se han convertido en los principales compradores de departamentos en Tokyo que cuestan 3 millones de dólares o más, y a menudo pagan con maletas de dinero en efectivo, dijo Zhao Jie, director general de Shenjumiaosuan, un servicio online de venta de inmuebles en Tokyo.
«Contar esta cantidad de dinero es un trabajo muy duro», afirmó.
Antes de la pandemia, los compradores chinos solían adquirir estudios en Tokyo por 330.000 dólares o menos para alquilarlos.
Ahora compran unidades mucho más grandes y obtienen visados de inversión para trasladar a sus familias.
En total, se calcula que este año han salido de China unos 50.000 millones de dólares al mes, principalmente de hogares chinos y empresas del sector privado.
Los expertos afirman que el ritmo de salida de dinero de China probablemente no suponga un riesgo inminente para la economía del país, de 17 billones de dólares, en gran parte porque las exportaciones de muchos de los principales productos manufacturados del país son fuertes, devolviendo un flujo constante de efectivo.
Un movimiento más amplio de las familias para enviar sus ahorros a otra parte podría ser motivo de alarma.
Las salidas de dinero a gran escala han desencadenado crisis financieras en las últimas décadas en América Latina, el Sudeste Asiático e incluso la propia China, a finales de 2015 y principios de 2016.
Por ahora, el Gobierno chino indica que cree tener la situación bajo control.
La salida de dinero de China ha debilitado la moneda, el yuan, frente al dólar y otras divisas.
Y esa debilidad del yuan ha contribuido a sostener las exportaciones chinas, que mantienen decenas de millones de puestos de trabajo en China.
El flujo de dinero que sale de China «es muy manejable», dijo Wang Dan, economista jefe para China en la oficina de Shanghai del Hang Seng Bank.
Medidas
Los responsables políticos chinos siguen recurriendo a algunos de los límites a la salida de dinero del país que impusieron para frenar la crisis monetaria de hace ocho años.
Otras restricciones impuestas entonces, como el escrutinio de las exportaciones e importaciones para detectar tramas encubiertas de transferencias internacionales de dinero, se dejaron sin efecto y no se han vuelto a imponer este año, a pesar de que se han reanudado las salidas de dinero.
La salida de dinero de China ha sido prácticamente igual a la entrada de dinero por los grandes superávits comerciales del país.
Para consternación de muchos países, sobre todo europeos, China exporta cada vez más paneles solares, coches eléctricos y otros productos avanzados, al tiempo que sustituye importaciones por producción nacional.
El valor del yuan cayó a principios de año a su nivel más bajo en 16 años.
Durante gran parte de los dos últimos meses se ha mantenido en torno a los 7,3 por dólar, antes de subir un poco en la última semana.
La salida masiva de dinero de China hace ocho años se debió a la caída de la bolsa y a un intento fallido de devaluar la moneda de forma controlada.
El banco central chino tuvo que gastar hasta 100.000 millones de dólares al mes de sus reservas de dinero extranjero para apuntalar el yuan.
En cambio, China parece haber gastado unos 15.000 millones de dólares al mes desde mediados de verano para estabilizar su moneda, según datos del banco central.
«No hay nada que sugiera que se trata de una situación desordenada», afirma Brad Setser, especialista en finanzas internacionales del Council on Foreign Relations.
«La magnitud de la presión sigue siendo mucho menor que en 2015 o 2016».
Las salidas en 2015 y 2016 reflejaron los esfuerzos de las grandes empresas estatales por trasladar grandes sumas de dinero al extranjero.
En la actualidad, el Gobierno ejerce un control político más estricto sobre esas empresas, y no ha habido señales de una salida similar.
En cambio, las empresas privadas y los hogares chinos han estado trasladando dinero al extranjero.
Pero gran parte de la riqueza de la gente está inmovilizada en bienes inmuebles, que no pueden venderse fácilmente.
Al mismo tiempo, los negocios ilegales de cambio de divisas en Shanghai, Shenzhen y otras ciudades que solían convertir yuanes en dólares y otras divisas extranjeras fueron cerrados por redadas policiales hace ocho años.
Y los reguladores han cerrado casi todos los viajes de juego a Macao, territorio chino administrado por separado.
Estos viajes permitían a los chinos ricos comprar fichas de casino con yuanes, apostar una parte en el bacará o la ruleta y convertir el resto en dólares.
Baijing ha prohibido la mayoría de las inversiones en el extranjero en hoteles, torres de oficinas y otros activos de escaso valor geopolítico.
El arquitecto de las restricciones a la inversión extranjera en China, Pan Gongsheng, fue ascendido en julio a gobernador del banco central, el Banco Popular de China.
Vía Hong Kong
Pero los hogares y las empresas siguen arreglándoselas para enviar dinero al extranjero.
Una tarde reciente, las sucursales del Bank of China y el China Merchants Bank en China continental vendían lingotes de oro un 7% más caros que sus bancos afiliados en la adyacente Hong Kong.
Esa diferencia de precios indica que dentro de China hay mucha demanda de oro, que se puede sacar fácilmente del país.
Otro truco que los continentales están utilizando para sacar dinero de China es abrir cuentas bancarias en Hong Kong y luego transferir dinero para comprar productos de seguros que se asemejan a certificados de depósito bancario.
Según la Autoridad de Seguros de Hong Kong, las primas de las nuevas pólizas de seguros vendidas a los continentales que visitan Hong Kong fueron un 21,3% más altas en el primer semestre de este año que en el primer semestre de 2019, después de casi desaparecer durante la pandemia.
En una sucursal del Banco de China en la península de Kowloon de Hong Kong, los continentales esperaban una mañana reciente a las 7:30 para abrir cuentas, 90 minutos antes de la apertura prevista del banco.
La cola era tan larga a las 8 de la mañana que quien llegaba más tarde tenía suerte de llegar al principio de la fila antes de que terminara la jornada laboral, dijo Valerius Luo, un agente de seguros de Hong Kong.
Las familias suelen invertir entonces entre 30.000 y 50.000 dólares estadounidenses en productos de seguros, varias veces más que antes, mientras buscan lugares seguros donde depositar sus ahorros, explicó Luo.
«Todavía hay gente con un capital poderoso», dijo, «y quieren un paquete de inversión que preserve el valor».
c.2023 The New York Times Company
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