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Con el PP fuera de juego, el independentismo catalán impone más exigencias a Pedro Sánchez para apoyar su reelección

El fracaso de la elección de Alberto Núñez Feijóo como nuevo presidente del gobierno español lo barrió este viernes del foco de la escena política. Ahora los reflectores apuntan a Pedro Sánchez, presidente en funciones y candidato a una reelección que se presenta tan retorcida como tortuosa.

Porque depende, entre otros apoyos, de los independentistas catalanes que, a cambio, le acaban de subir la vara: no se conforman con la amnistía que venían reclamando como moneda de cambio. Pretenden, además, un referéndum de autodeterminación.

“Convocar y celebrar un referéndum no es delito. No está recogido en el Código Penal”, dijo a Clarín el líder de Esquerra Republicana de Catalunya, el ex vicepresidente catalán Oriol Junqueras.

“Por el camino que propone el independentismo no se puede ir a ningún lugar. Si se tiene que volver a ir a elecciones, iremos a elecciones”, advirtió este viernes Salvador Illa, líder del Partido Socialista catalán.

Pedro Sánchez llega a la sesión de investidura de este viernes. Foto: Javier Soriano/ AFP Pedro Sánchez llega a la sesión de investidura de este viernes. Foto: Javier Soriano/ AFP

Hasta ahora, la condición del soberanismo para permitir que Sánchez vuelva a ser presidente había sido una amnistía para Carles Puigdemont, el ex presidente catalán considerado un prófugo de la Justicia en España, por haberse fugado a Bélgica luego del referéndum de autodeterminación ilegal y la declaración de independencia de 2017.

Una amnistía que le permitiría a Puigdemont volver a la patria sin pasar por el calabozo ni sentarse en el banquillo de los acusados y que se extendería a todos los que cometieron delitos vinculados a aquel intento de separar a Cataluña del resto de España.

Sánchez y los suyos llevan semanas negociando detrás de escena una posible amnistía -a la que habría que enmascarar con otro nombre- y por la cual soporta cascotazos desde sectores de su propio partido -como los del ex presidente Felipe González- y desde la derecha: lo acusan de estar buscándole la vuelta a una amnistía que es inconstitucional.

Rompecabezas

Pedro Sánchez no cuenta, de antemano, con los apoyos imprescindibles para alcanzar la mayoría absoluta en el Congreso y que el Parlamento haga con él lo que este viernes no hizo con Nuñez Feijóo: investirlo, una vez más, jefe del gobierno de España.

Para eso, necesitaría contar con 176 diputados que le den su sí.

Pero en el Parlamento que surgió de las elecciones generales del 23 de julio, el PSOE tiene 121 bancas a las que podría añadir las 31 de Sumar, la coalición de izquierdas a la izquierda del PSOE que fundó la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz.

Como le ocurrió en 2019, para que le den los números, Sánchez tuvo que salir una vez más a golpear a la puerta de los independentistas catalanes y vascos.

Pero este año, la aritmética electoral le complicó un poco más el rompecabezas: entre los separatistas de Cataluña, le tocó conversar con Junts Per Catalunya, el partido nacionalistas de derecha de Puigdemont, poco amigo a dialogar con el Estado.

Condiciones para un referéndum

Este viernes, mientras en Madrid Sánchez, Núñez Feijóo y los 348 diputados restantes que integran el Parlamento estaban llegando al Congreso de los Diputados, sobre la Carrera de San Gerónimo, en Barcelona el Parlament catalán aprobaba una propuesta conjunta de Esquerra Republicana y de Junts, que condiciona la investidura de Pedro Sánchez. No sólo a una amnistía, sino a crear las condiciones para que se pueda organizar un referéndum de autodeterminación.

La resolución se aprobó “a favor de que las fuerzas políticas catalanas con representación en las Cortes españolas no apoyen una investidura de un futuro gobierno español que no se comprometa a trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración del referéndum”.

“El mandato que salió del referéndum del Primero de Octubre de 2017 podrá ser sustituido por un nuevo referéndum acordado con el Estado”, fue lo que se votó.

Hacía tiempo que Esquerra y Junts no estaban tan de acuerdo. En las últimas elecciones catalanas lograron formar gobierno, pero en en octubre del año pasado Junts abandonó la coalición. Le recriminaba a Esquerra el acercamiento al diálogo con el gobierno de Pedro Sánchez.

“Nuestro objetivo es mejorar la vida de la ciudadanía y resolver el conflicto de fondo entre Cataluña y el Estado”, dijo este viernes el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.

“Lo dije el martes: la amnistía es imperativa, pero también poner las bases para el referéndum. Hoy el Parlament lo ha aprobado. La apuesta por la negociación sale reforzada”, aseguró.

“Callejón sin salida”

“Esto no es camino. Es un callejón sin salida”, respondió este viernes Salvador Illa, el líder del Partido Socialista en Cataluña.

“Con nosotros, para esto, que no se cuente”, afirmó.

Entre lunes y martes, el rey Felipe VI, como jefe del Estado, repetirá una ronda de consultas con los partidos políticos y nombrará a un nuevo candidato.

Todo hace suponer que el elegido será Pedro Sánchez a quien le queda cada vez menos tiempos para negociar con los independentistas de Cataluña si le suben el pulgar o le dan la espalda.


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