El líder de la organización ultraderechista Proud Boys, Enrique Tarrio, recibió una condena a 22 años de prisión por ser el «líder último de la conspiración» que acabó con el asalto al Capitolio de Estados Unidos, el 6 de enero de 2021.
Así lo consideró la corte federal del estado de Columbia. «Ese día se rompió nuestra tradición ininterrumpida de transferir pacíficamente el poder», dijo el juez de distrito Timothy Kelly sobre los desórdenes que pusieron en riesgo el traspaso de la presidencia a Joe Biden.
La sentencia a a Tarrio, cabecilla de origen cubano del grupo de fanáticos del expresidente Donald Trump (2017-2021), es la más alta de todas las que se pronunciaron hasta el momento contra los líderes del grupo nacionalista, quienes fueron declarados culpables de sedición el pasado mayo tras un juicio que se prolongó durante cuatro meses.
La Fiscalía pedía para él 33 años de cárcel este martes por la corte federal del Distrito de Columbia a 22 años de prisión por ser el «líder último de la conspiración» que acabó con el asalto al Capitolio estadounidense del 6 de enero de 2021.
La semana pasada, Dominic Pezzola fue condenado a 10 años de prisión; Zachary Rehl, a 15 años; Joseph Biggs, a 17 años, y Ethan Nordean, a 18 años.
Todos fueron condenados en mayo por conspiración para cometer sedición por su participación en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando una turba de manifestantes intentaron evitar la ratificación del triunfo electoral de Biden.
Las sentencias llegan tras un largo camino desde que un periodista canadiense de origen británico creó los Proud Boys (Chicos Orgullosos, en inglés) en 2016.
Transfobia, misoginia y orgullo blanco: la historia del creador de los Proud Boys, el «ejército de Trump»
Gavin McInnes fue uno de los fundadores en 1994 de la revista «Vice» de Montreal, una publicación gratuita con un estilo de punk alternativo y provocador que se convirtió en un punto de referencia para los llamados hípsters.
Gracias al éxito de «Vice», McInnes se instaló en 2001 en Nueva York, ciudad en la que se transformó de un provocador irreverente a un extremista con la palabra «Destrucción» tatuada en su espalda.
En 2003, en una entrevista al periódico «The New York Times», McInnes pronunció la frase que años después se convertiría en la esencia del grupo extremista: «Me encanta ser blanco y creo que es algo de lo que estar muy orgulloso».
En los siguientes años, McInnes siguió refinando su visión extremista, racista, homófoba y misógina, inicialmente desde «Vice» y posteriormente desde otros medios conservadores.
Hasta que en 2016 lanzó, en la revista supremacista «Taki’s Magazine», el movimiento Proud Boys, una especie de club en el que no están permitidas las mujeres y en el que los hombres «se niegan a disculparse por crear el mundo moderno».
McInnes, fiel a su estilo provocador de extrema derecha, empezó a distanciarse de los Proud Boys en 2017, acusando al grupo que él creó de ser una versión «ligera» de lo que la derecha alternativa tiene que ser.
Desde entonces, el periodista canadiense se centró en azuzar el fuego desde su plataforma Censored.tv mientras sus antiguos correligionarios se enfrentan a largas temporadas a la sombra.
Según la organización de derechos civiles Southern Poverty Law Center (SPLC), más de 40 integrantes de Proud Boys pasaron ya por los tribunales estadounidenses para responder por sus acciones del 6 de enero de 2021.
La demoledora actuación del sistema judicial contra «el ejército de Trump», como los definió uno de los fiscales del caso, dejó a la organización tocada.
Los últimos datos disponibles de Armed Conflict Location and Event Data Project (Acled), que recopila información en tiempo real de incidentes de violencia política, indican que la actividad de Proud Boys en julio cayó un 75 % con respecto a junio de este año.
A pesar de ello, SPLC advierte que el grupo no está en proceso de desaparición sino más bien de reconversión, como el propio McInnes.
SPLC señaló que el grupo neofascista está «diversificándose» y abriendo más delegaciones que nunca en todo el país.
La organización de derechos civiles advirtió que el foco de atención de los Proud Boys se desplazó hacia una obsesiva campaña «de transfobia, homofobia y misoginia».
«Estos sentimientos odiosos, que siempre han ayudado a alimentar la extrema derecha, en la actualidad se han establecido en la vanguardia de sus esfuerzos como organización», explica SPLC.
«Para entender por qué, sólo es necesario mirar al Partido Republicano. Una creciente facción radical del partido ha adoptado en recientes meses una oposición militante contra la gente LGTBQ y los derechos reproductivos», añade.
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