El líder de Corea del Norte declaró al Sur su «principal enemigo», disolvió las agencias de cooperación y reunificación de la península y amenazó con una guerra si vulneran «incluso 0,001 milímetros» de su territorio. ¿Pero Kim Jong-un convertirá esta agresiva retórica en hechos?
Después de años de deterioro en sus relaciones, Pyongyang declaró esta semana a Seúl su principal enemigo, cerró las agencias que trabajaban en la cooperación y una eventual reunificación de Corea y amenazó con invadir el Sur durante una guerra.
Es un cambio importante porque «en el pasado, cuando había riesgo de conflicto armado, había un canal (de comunicación) trasero para mantenerlo bajo control. Ahora no hay nada de esto», señaló Hong Min, analista del Instituto de Corea para la Reunificación Nacional en Seúl.
Pyongyang se ha desecho «de todos los mecanismos intercoreanos para evitar que los conflictos se escalen fuera de control», añadió.
«La catalogación del Sur como ‘principal enemigo’ del Norte no es solo retórica: las palabras pueden llevar a la acción», advirtió.
Maniobras militares
Kim ha dicho que no tiene ninguna intención de empezar una guerra, pero tampoco de evitarla.
Declaró que ya no reconoce la frontera marítima de facto entre ambas Coreas y su ejército realizó varios días de maniobras con fuego de artillería real en la zona.
Esto crea «una creciente posibilidad de que ambas partes se enzarcen en una escaramuza militar, que podía conducir a un conflicto más amplio», dijo Hong.
Además, Pyongyang se ha acercado a Moscú y, según afirman Washington y Seúl, le ha suministrado misiles para la guerra en Ucrania a cambio de ayuda para su programa de satélites.
Corea del Sur, de su parte, ha amenazado con una respuesta «múltiples veces más fuerte» a cualquier provocación, una postura dura que también acarrea riesgos.
«Nunca es inteligente por parte de Corea del Sur o del Norte adoptar una estrategia radical en las cuestiones intercoreanas», dijo en un editorial el diario Hankyoreh.
«Cuando Corea del Norte es más temeraria, esperamos que el gobierno centre sus esfuerzos (…) en manejar la situación», agregó este periódico surcoreano.
Los dos países están ahora «en la máxima posibilidad de verse arrastrados a un conflicto armado», dijo Choi Gi-il, profesor de estudios militares en la Universidad Sangji.
«Supongamos que se dan víctimas civiles y militares en una futura provocación del Norte. Atacamos el punto de origen con misiles. ¿Pero también los atacamos con nuestra fuerza aérea?», inquirió.
En 2010, cuando Pyongyang bombardeó una remota isla fronteriza en Yeonpyeong y mató a cuatro personas, los aviones de combate F-16 de Seúl estaban «en el aire listos para atacar, pero el entonces presidente Lee Myung-bak lo canceló» para evitar una escalada.
«Si tenemos un incidente similar, no hay garantía de que no se usará la potencia aérea ante estas llamadas belicistas» de la administración surcoreana, agregó.
Y la réplica del Norte podría llevar la península a «una guerra total en el peor de los casos».
¿Habrá reconciliación?
Las perspectivas de una reconciliación coreana siempre han sido sombrías, pero ahora todavía más después de que Kim declarara a Seúl como su enemigo número uno, apuntó Soo Kim, antigua analista de la CIA y ahora en la firma LMI Consulting.
«No solo ha cerrado la puerta al acercamiento, le ha puesto un candado para dejar claro a los surcoreanos dónde se encuentra su relación», dijo a la AFP.
Pero esta nueva retórica no necesariamente «cambia los cálculos de Corea del Norte», agregó.
Pyongyang lleva tiempo desarrollando misiles y armas nucleares y Kim está esperando el momento oportuno para realizar un séptimo ensayo nuclear.
«Estas armas no se desarrollan del día a la noche y los planes del régimen de Kim de usarlas como herramienta de coerción, amenazas y negociación ha sido su modo de operar durante décadas», argumentó.
Retórica agresiva
La nueva retórica hacia Seúl «parece ser un ajuste ideológico para la supervivencia del régimen, que justifica que Kim se centre en misiles nucleares», opinó Leif-Eric Easley, profesor de la Universidad Ewha de Seúl.
Los norcoreanos «son cada vez más conscientes de los fallos económicos de su país en comparación a los éxitos surcoreanos», señaló. «Así que Kim dobla su apuesta por la capacidad militar ante las amenazas externas para su legitimidad interna», agregó.
Además, Corea del Sur celebra elecciones generales en abril en las que el partido del presidente Yoon Suk Yeol busca recuperar el control del legislativo.
«Kim puede estar intentando castigar la administración Yoon por sus políticas hacia Pyongyang antes de las elecciones legislativas de abril», dijo Easley.
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