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«Cuando sonó la sirena tuvimos un minuto y medio para encerrarnos en el refugio»

Enrique Rosenburt hizo un asado y compartió un gran picnic con sus hijos y varias familias de argentinos el viernes en un bosque cercano a su casa, en Modi’in, en el centro de Israel. Como él, miles de personas disfrutaban de los espacios verdes en el país, en un fin de semana todavía cálido en el inicio del otoño. Y este sábado amaneció con los bombardeos de Hamas.

“Acá todos tenemos una habitación con con hormigón reforzado y una ventana de hierro. Hoy, cuando sonó la sirena, tuvimos un minuto y medio para encerrarnos. Por suerte en nuestra ciudad fue solo esa vez, y a los 10 minutos pudimos salir porque estaba todo tranquilo”, contó Rosenburt a Clarín por teléfono desde su casa.

Quique -así se presenta- nació en Rosario. Es trabajador social, dirige una ONG y es fundador de Job Offers Israel, una plataforma que ayuda a inmigrantes a encontrar su trabajo en el Estado hebreo, además de otra ONG que enseña programación para jóvenes de bajos recursos (israelíes y árabes).

El próximo viernes cumplirá 42 años y ya hace 21 que vive en Israel, donde se fue en plena crisis post 2001 en la Argentina con la idea de formarse «para ayudar a los demás». Estudió en la Universidad Hebrea de Jerusalén y trabaja ahora con ese mismo objetivo.

Casado con una argentina, tiene tres hijos de 11, 8 y 4 años. Los chicos estaban en casa de sus abuelos -suegros de Enrique- en Ashdod, a unos 40 kilómetros, cuando sonaron las sirenas que indicaban un ataque y llamaban a refugiarse.

Enrique Rosenburt, con uno de sus hijos, y la camiseta de Rosario Central. Enrique Rosenburt, con uno de sus hijos, y la camiseta de Rosario Central.

“Allí cayeron docenas de misiles. Pero enseguida se refugiaron en la habitación segura de la casa de mis suegros. Acá todos están preparados, en las escuelas hacen ejercicios para ir a los refugios, son bastante conscientes de lo que puede pasar. Aunque en el día a día no vivimos con miedo”, asegura.

“A la tarde, cuando todo se calmó un poco fui a buscarlos. Los mayores prefirieron quedarse, se sienten seguros. Pero al más chico me lo traje a casa”, cuenta Quique. “Hoy se vistió de superhéroe…”, se ríe por teléfono.

“Manejé hasta la casa de mis suegros entre controles policiales, en una ruta casi desierta. Los sábados acá solemos salir a pasear, a aprovechar los espacios verdes, estar al aire libre. Pero hoy todos nos quedamos en casa”, relata.

Imágenes sangrientas

Cuando ya eran las 21.30 en Israel (seis horas menos en la Argentina), Rosenburt sonaba tranquilo, aunque había pasado una jornada de miedo y dolor en medio de imágenes siniestras y todo tipo de informaciones -muchas falsas o exageradas- sobre el sangriento ataque simultáneo de Hamas que sorprendió a Israel y conmocionó al mundo.

«Tratamos de que los chicos no vean mucho las noticias, hay imágenes muy fuertes. Y sobre todo por las redes sociales circulan todo tipo de fake news. Buscamos protegerlos un poco, pero de todos modos, tienen bastante conciencia de lo que pasa, acá se habla mucho en las escuelas sobre los cuidados», relata Rosenburt. «Pero en el día a día, no vivimos con miedo», remarca.

Mientras los datos oficiales hablaban de unos 150 muertos y casi mil heridos en Israel, y más de 200 muertos palestinos tras la represalia que ordenó el gobierno de Benjamin Netanyahu, el clima era de luto y temor en todo el país hebreo. “Todos conocemos a alguien que falleció o está desaparecido”, dice Rosenburt a Clarín.

Columnas de humo sobre la ciudad de Ashdod, en Israel, este sábado tras los feroces ataques de Hamas. Foto: EFE  Columnas de humo sobre la ciudad de Ashdod, en Israel, este sábado tras los feroces ataques de Hamas. Foto: EFE

“En un Kibutz cerca de Gaza había una fiesta electrónica al aire libre, con casi 2.500 jóvenes. Fueron de los primeros en ser atacados y masacrados. El ejército recién a la mañana logró controlar algunos de los focos de ataque de Hamas. Pero hasta las 4 de la tarde todavía los terroristas seguían atacando en algunos lugares”, detalla el rosarino.

Ahora espera que la calma regrese de a poco, aunque llevará un tiempo. “Israel tiene que asegurar que no quede ningún terrorista en su territorio, y que no quede ningún rehén en manos de los terroristas”, dice Enrique.

“Tenemos que tratar de recuperar la rutina. Pero van a pasar unos días. Este domingo, que aquí es el día en que se inicia la semana, no habrá clases. Los chicos tal vez tienen algún encuentro con los profesores por Zoom, pero no para una clase, sino para hablar un poco de esto, para tener más contención”, explica.

Después de una larga jornada de llamados telefónicos y mensajes de amigos y conocidos de Argentina preguntando cómo estaban, Ronseburt buscaba bajar la tensión y retomar la vida cotidiana. “Veremos cómo nos organizamos para trabajar este domingo aunque los chicos no tengan clases. Hay una sociedad que sigue funcionando”, concluye.


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