
No se habla de otra cosa en Bélgica. En la tapa de los periódicos y abriendo los informativos de radio y televisión desde hace días, todo el país está pendiente de la evolución del ‘Pipigate’, el gran asunto de la rentrée política en el país de René Magritte, padre del surrealismo.
Vincent Van Quickenborne (liberal flamenco), ministro de Justicia belga, quiso celebrar su 50 cumpleaños a lo grande. Para semejante ocasión, teniendo en cuenta que vive bajo protección policial porque está bajo amenazas del crimen organizado que domina el tráfico de drogas, tuvo que organizar una fiesta en su casa de Courtrai la noche del 14 al 15 de agosto. Y la cosa se le fue de las manos.
Tres de sus invitados aparecen en las grabaciones de cámaras de seguridad orinando sobre el lateral de una furgoneta de Policía.
De la misma Policía que está permanentemente junto a la casa del ministro como medida de seguridad. El funcionario dice que no sabía nada, que estaba en el interior de la casa cuando sus amigos salieron y que no es culpable de nada.

Pero la oposición política, sobre todo la extrema derecha del NVA flamenco, vio el hueso y no se pudo resistir. El ministro se ve forzado ahora a acudir al Parlamento a dar explicaciones. En las grabaciones también aparece el ministro simulando que está orinando sobre un hombre y poco después acercándose a la camioneta de la Policía y abriendo la puerta. El ministro repite día tras día que se enteró por la prensa.
Explicaciones del ministro
La televisión pública flamenca VRT asegura que el ministro sí sabía lo que había pasado. Basándose en las grabaciones, estima que horas después de que orinaran sus tres invitados, el ministro volvió a salir a la calle con un amigo y tras apoyarse en la parte trasera de la camioneta policial, hace el gesto como de orinar, aunque en las imágenes no queda claro si llega a hacerlo. Según la VRT el ministro a continuación abrió la puerta de la camioneta y tras unos segundos volvió a cerrarla.
Él dice que lo hizo porque estaba mal cerrada y quería cerrarla bien. También dice que sacó del bolsillo su teléfono móvil “para hacer una selfie y tal vez hice algunos gestos que podrían dar lugar a malas interpretaciones dado lo sucedido unas horas antes, pero esas interpretaciones no son correctas”.
Van Quickenborne debe acudir a la comisión de Justicia del Parlamento porque así lo ha ordenado la presidenta de dicha comisión, la nacionalista flamenca Kristien Van Vaerenbergh. La reunión estaba prevista para la tarde de este jueves.
El nacionalismo flamenco, a meses de las elecciones legislativas del próximo mayo en las que los liberales flamencos serán uno de sus principales rivales, aprieta con el asunto.
Van Vaerenbergh dijo que se trata, en esencia, “de que la gente que protege al ministro de Justicia día y noche se merece un respeto” y que “si llega a demostrarse que el ministro contó el incidente de forma incorrecta simplemente no podrá seguir en su puesto”. Los neonazis del Vlaams Belang exigen directamente la dimisión del ministro.
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