El Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, informó que murieron más de 500 palestinos tras una explosión en hospital tras un supuesto ataque israelí.
De confirmarse el ataque al Hospital al-Ahli en Gaza, sería por mucho el peor bombardeo israelí en las cinco guerras que ha peleado Israel contra Hamas desde 2008.
El ejército de Israel informó que está investigando los informes.
Entre tanto, mediadores trataban de desbloquear la ayuda para millones de civiles cada vez más desesperados en el territorio sitiado y atacado por Israel desde un brutal ataque de milicianos de Hamas.
La violencia en la frontera israelí con Líbano también avivaba el temor a un conflicto regional más amplio que los diplomáticos trataban de evitar.
En Gaza, los heridos llegaban al hospital tras intensos ataques en las afueras de las ciudades sureñas de Rafah y Khan Younis, según residentes. Basem Naim, exministro de Salud y miembro destacado de Hamas, informó de 27 muertos en Rafah y 30 en Khan Younis.
Un reportero de The Associated Press vio unos 50 cuerpos trasladados al hospital Nasser en Khan Younis desde la madrugada del martes. Los familiares acudieron a reclamar los cuerpos envueltos en sábanas blancas, algunas empapadas en sangre.
Un ataque en Deir al Balah redujo a escombros una casa y mató a nueve miembros de la familia que vivía allí. Tres miembros de otra familia que habían evacuado desde Ciudad de Gaza murieron en una casa vecina. Los fallecidos eran un hombre y 11 mujeres y niños. Los testigos dijeron que no hubo advertencias antes del ataque.
El ejército israelí dijo estar atacando escondites, infraestructura y centros de mando de Hamas.
“Cuando vemos un objetivo, cuando vemos algo que se mueve que es Hamas, nos encargamos de ello», dijo el teniente coronel Richard Hecht, vocero del ejército israelí.
Israel ha aislado y bombardeado sin descanso el territorio, gobernada por Hamas, desde el ataque de la semana pasada en el sur de Israel en el que los milicianos mataron a 1.400 personas, la mayoría civiles, y capturaron a unas 200 personas que están retenidas en Gaza.
Los ataques israelíes han matado al menos a 2.778 personas y herido a otras 9.700 en Gaza, según el Ministerio de Salud del territorio. Casi dos tercios de los muertos eran niños, dijo Medhat Abbas, miembro del Ministerio. Los ataques no han detenido los cohetes lanzados por los milicianos de Hamas desde Gaza contra Israel.
Se estima que hay otras 1.200 personas sepultadas bajo los escombros en Gaza, vivas o muertas, según las autoridades de salud. Los equipos de emergencias tenían problemas para rescatar a la gente sin acceso a internet ni redes celulares, con menguantes reservas de combustible y bajo los bombardeos constantes.
El lunes por la mañana, aviones israelíes atacaron la base de Defensa Civil en Ciudad de Gaza y mataron a siete paramédicos. Otros 10 trabajadores médicos han muerto en su puesto, según las autoridades de salud.
Israel ha acumulado tropas en la frontera para una ofensiva terrestre, aunque Hecht dijo el martes que no se habían tomado decisiones al respecto.
“Estos planes están en desarrollo. Serán decididos por y presentados a nuestros líderes políticos”, afirmó.
La combinación de ataques aéreos, suministros que se agotan y la orden de evacuación masiva para el norte de la Franja de Gaza ha sumido en el caos al diminuto territorio de 2,3 millones de habitantes y causado una desesperación creciente.
Más de un millón de palestinos han huido de sus hogares y el 60% está ahora en una zona de unos 14 kilómetros (8 millas) de largo al sur de la zona de evacuación, según Naciones Unidas.
Los cooperantes advierten que el enclave prácticamente ha colapsado y los hospitales están a punto de quedarse sin electricidad, mientras cientos de miles de personas tratan de conseguir agua y pan.
Algunos departamentos del único hospital especializado en cáncer en Gaza dejaron de operar por falta de combustible y las unidades restantes se quedarían sin nada en dos días, según un comunicado de Sobhi Skik, director general del Hospital Amistad Turca.
En el paso de Rafah, la única conexión de Gaza con Egipto, camiones repletos de ayuda humanitaria aguardaban a entrar en el pequeño y populoso territorio, mientras civiles con ciudadanía extranjera —muchos de ellos, palestinos con doble nacionalidad— confiaban desesperados en que se les permitiera salir.
Los mediadores buscaban un acuerdo para establecer un cese el fuego y abrir la frontera, que cerró la semana pasada tras el inicio de los ataques aéreos israelíes. El lunes parecía que se había alcanzado un acuerdo, pero Israel negó los reportes de un cese el fuego en Rafah, algo necesario para abrir las puertas. El martes por la mañana seguían cerradas.
Un funcionario egipcio dijo el martes que Egipto e Israel habían acordado que los convoyes humanitarios en la frontera viajarían a Israel para ser inspeccionados en el cruce de Kerem Shalom entre Gaza e Israel. Después se permitiría la entrada de la ayuda a Gaza. Se habilitaría un breve cese el fuego humanitario y los ciudadanos extranjeros podrían salir de Gaza a través de Rafah, indicó el funcionario bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los medios.
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