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“En la UBA hay realidades duras, y otras sorprendentes”

Soy estudiante de abogacía del CBC (Ciclo Básico Común). Curso en Ciudad y desde que comencé mi camino en la UBA, me pareció interesante destacar ciertos aspectos de nuestra universidad que muchos hacen llamar propia y que yo considero mi hogar.

Cuando entré en la UBA me paré ante mil críticas. Asistí toda mi vida a colegio privado, entonces, nunca me pareció raro que esto ocurriese. Sin embargo, con el tiempo, fui desmitificando muchas teorías “conspirativas” acerca de dicha institución. Me di cuenta que muchas de esas críticas provenían de estudiantes frustrados de universidades privadas. Alumnos que intentaron probar este sistema y que fracasaron en el intento.

Lo primero que van a decirte sobre la UBA es que está politizada. No difiero. La primera vez que entré a FADU (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo) me impresionó ver la cantidad de carteles con temáticas controversiales. Pancartas con leyendas como “fin al acuerdo con el FMI”. Y sí, es muy probable que el primer día de cursada te reciba un militante del centro, en mi caso de La Cámpora, que busque y persiga tu voto. También vas a encontrarte con profesores peronistas, de centro o derecha, que manifiesten su ideología o hablen en lenguaje inclusivo. Eso es y siempre será común.

María V. Strasser dice que "el alumnado, en general, agradece eternamente la posibilidad de estar estudiante en semejante lugar.María V. Strasser dice que «el alumnado, en general, agradece eternamente la posibilidad de estar estudiante en semejante lugar.

El segundo comentario que recibí se relaciono más con los paros. “Van a haber paros todo el día amiga, no vas a tener ni clases y te vas a tener que sentar en el piso”. En lo que va del año tuve creo que solo dos paros. Tuve más jornadas y días sin clase en el colegio privado al que asistía que en esta universidad. En mi vida debí sentarme en el piso, hay lugar de sobra y las aulas están acordes al número y limpias siempre.

El tercer comentario que recibí es que nunca, pero nunca, te van a gestionar bien un trámite y que la asignación de materias es un caos. Hace poco tuve que hacer un trámite de cambio de horarios. Tenía tanto miedo que en un momento pensé en ni gastar mi tiempo. Cuando fui al Departamento de Estudiantes me preguntaron, con mucha amabilidad, qué precisaba, y en cuestión de tres segundos (sin pedirme ningún tipo de papel) tenía realizado el trámite.

En la UBA uno debe aprender a convivir con realidades chocantes, duras e incómodas, pero también sorprendentes. Por ejemplo, en mi clase comparto con una compañera que aparenta tener un leve retraso. Uno pensaría que le cuesta, o no sabe o repite cosas sin sentido. Pero no, es todo lo opuesto, tiene un bagaje cultural impresionante. Presenta argumentos sólidos y sabe barbaridades de Historia argentina. Eso es lo que uno observa en la facu. El alumnado, en general, agradece eternamente la posibilidad de estar estudiante en semejante lugar.

Así, me puse a reflexionar, pocas veces los argentinos nos jactamos de la UBA, de su condición de universidad pública, de movilizador social y de oportunidad para la gente. La UBA es el lugar donde una familia de clase media hace que su hijo se reciba como primera generación de profesionales, donde se aprende el respeto y la tolerancia, donde el esfuerzo es moneda corriente y el orgullo es total. Ir a la UBA es saber que tu título vale mucho más que cualquiera de una privada. Y también que hacés una doble carrera, una académica y la otra de vida.

Como estudiante de Derecho, la UBA me hizo dar cuenta que hay cosas que no van más. Que decir, “que vuelvan las botas”, aunque sea por enojo, es una aberración y una falta de empatía. Que la memoria y la verdad estarán siempre presentes, y que la democracia hay que defenderla, teniendo cuidado de a quién se vota.

Porque quién grita más fuerte, seguramente sea el primero en querer sacarte tus derechos. Mi universidad me hizo entender que a veces una simple cosa como tratar a alguien por sus pronombres predilectos, no te hace cambiar de ideología ni ser menos o más zurdo, es una cuestión de solidaridad por el otro y su condición e identidad.

En 202 años de trayectoria, la UBA tuvo logros históricos. Convirtió y formó bestias de la medicina, la política y la física. Dio alegrías inmensas y le abrió las puertas a todo el que quisiese. Así que, gracias, UBA, por enseñarme todos los días. Me recibiste en un momento en el que se me caía el mundo, me hiciste más fuerte y me demostraste que la voluntad lo consigue todo. Por ese motivo debemos jactarnos más de ella, de lo que hizo, hace y hará por nosotros.

María V. Strasser / mvstrasser311@gmail.com

Un camino de esfuerzos y orgullos

La lectora Strasser (19) cuenta su experiencia en los comienzos de sus estudios en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su primeros pasos por esas aulas fueron positivos, aunque también se escuchan voces que difieren en cuanto a lo burocrático.

En lo académico, la universidad mantiene las estrellas y el prestigio internacional. Un ranking desarrollado por la consultora británica Quacquarelli Symonds (QS), refleja que de las 430 instituciones analizadas de Latinoamérica, el país clasificó 43. Entre ellas, 14 quedaron en peor ubicación que el año pasado, 12 mejoraron, mientras que 17 se mantuvieron dentro del rango o franja.

La UBA sigue estando entre las 10 mejores de la región en este ranking: en el 9° puesto, igual que el año pasado. La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) quedó segunda mejor clasificada, en el puesto 21, seguida por la Universidad Austral (24), la UCA (35) y la Universidad Nacional de Córdoba (363), dice la nota “Son más las universidades argentinas que bajan que las que suben en un ranking internacional”, publicada en Clarín el 13 de septiembre.

Fundada el 12 de agosto de 1821, pero casi 60 años después, en la década de 1880, fue cuando se produjeron las primeras grandes transformaciones de la UBA. Fue nacionalizada y en 1885 su rector y senador nacional, Nicolás Avellaneda, impulsó la ley que crearía las bases jurídicas de su funcionamiento.

La UBA, cuna de premios Nobel, es la casa de altos estudios de educación pública universitaria, un lugar en el que reina la diversidad y donde se puede absorver la cultura argentina.

En la actualidad, la Argentina es uno de los países donde lleva más tiempo recibirse: cinco en promedio, aunque suelen completarse en nueve. Pero bien valen la pena, como los sueños de la lectora que comienza ese camino de esfuerzos y sacrificios que más adelante se convertirán en orgullo, de familiares y amigos, y fundamentalmente del propio.


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