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En medio de la crisis, crece la ofensiva de la oposición contra el premier israelí Benjamín Netanyahu

No es común que ante una agresión de la magnitud que golpeó a Israel, sin precedentes en décadas, el gobierno pierda respaldo de sus ciudadanos. Suele ocurrir más bien lo contrario con un apartamiento de las luchas internas para enfocarse en la amenaza. No es el caso de ese momento en Israel y del primer ministro Benjamín Netanyahu, cuestionado antes del ataque terrorista de Hamas y posteriormente debido a la debilidad de seguridad nacional que expuso ese gravísimo episodio.

La principal figura de la oposición, el ex primer ministro de centroderecha, Yair Lapid, reclamó este sábado que el país debe construir con urgencia “un verdadero gobierno de emergencia. Cualquier consideración política en este momento seria una vergüenza moral”. El mensaje en las redes, que no citó a Netanyahu, sugería la salida del mandatario.

«Ahora más que nunca se necesita un verdadero gobierno de emergencia con un gabinete único y limitado que tenga autoridades claras… Todos deben saber qué están haciendo en este gabinete, cuál es su papel, cuáles son sus autoridades y cuál es el orden administrativo y de mando. Sin esto, el gobierno sólo profundizará el caos», afirmó.

Lapid, de perfil liberal, achacó al premier el “imperdonable fracaso” de no haber podido impedir el ataque terrorista que sorprendió al país con una descomunal y sangrienta ofensiva que causó más de 1.400 muertos entre los pobladores civiles de las ciudades frente a la Franja de Gaza.

«Fracaso imperdonable»

“El fracaso es imperdonable”. Con ese argumento y las críticas a los aliados ultraortodoxos del mandatario, el líder opositor se negó a sumarse a un gobierno de unidad nacional convocado a partir de esta crisis.

El presidnet eJoe Biden y el primer ministro Benjamín Netanyahu, en Tel Aviv APEl presidnet eJoe Biden y el primer ministro Benjamín Netanyahu, en Tel Aviv AP

En cambió sí lo hizo su ex socio, Beny Gantz, un afamado ex militar que creció políticamente también con una fuerza centrista. Lapid aclaró que apoya un «gobierno de unión nacional», pero no en un Ejecutivo «formado con extremistas» y mencionó el caso de Itamar Ben Gvir, el polémico ministro de Seguridad Nacional, un fanático racista del ala más ultraderechista del Ejecutivo.

“La presencia de extremistas y una débil estructura de gabinete de seguridad sin líneas de autoridad claras obstaculizará el trabajo” Esta estructura “no pude funcionar solo aumentará el desorden porque en lugar de un gabinete hay dos”, sostuvo.

En aquel momento, poco después del ataque, el político ya sugirió que Netanyahu debía dar un paso al costado al sostener que “quien provoca un fracaso no puede arreglarlo”. Sin embargo se comprometió para ayudar en todo lo posible.

Una encuesta del diario Maariv sintoniza con el pensamiento del líder opositor. La mayoría de los israelíes, un 80 por ciento, cree que el primer ministro debe asumir públicamente la responsabilidad por las fallas que condujeron a la masacre del 7 de octubre como ya ha hecho la cúpula del ejército y del Shin Bet, el servicio de seguridad interno.

También el reconocido historiador y filósofo, Yuval Noah Harari, en una columna de opinión afirmó que “Netanyahu debe asumir inmediatamente la responsabilidad de su terrible fracaso, dejar espacio para personas más talentosas y valiosas”.

El filósofo Yuval Harari, duro cuestionador de Netanyahu El filósofo Yuval Harari, duro cuestionador de Netanyahu

Vision liberal y Estado palestino

Esta no es una interna política clásica. Lapid y sus aliados expresan un país completamente diferente también de modo eminente en relación con la causa palestina. Este dirigente, un famoso periodista televisivo, construyó una efímera alianza con Gantz y luego gobernó brevemente el segundo semestre del año pasado.

En esas experiencias reivindicó la presencia en el Ejecutivo de un bloque de los árabes israelíes. Impulsó el desarme de la estrategia que ha defendió el actual primer ministro de mantener dividida a la vereda palestina con la presencia del grupo terrorista Hamas, fuertemente opuesto a la Autoridad Palestina de Ramallah, laica y reconocida por el mundo.

Lapid, defiende la noción de una “solución de dos Estados” que ha sido la doctrina respaldada por Estados Unidos y las Naciones Unidas para intentar resolver la crisis crónica de Oriente medio, a través de la creación de un Estado del otro pueblo, alternativa rechazada históricamente por Netanyahu.

Este político conservador regresó al poder en diciembre último aliado con las fuerzas ultraortodoxas que son las que cuestiona Lapid y planteó una serie de iniciativas para reducir el poder de la justicia.

Esas propuesta desataron masivas protestas populares, a las que se sumó la oposición, con críticas también de EEUU. y hasta del presidente israelí Isaac Herzog, que reclamó anular esos proyectos. Según los analistas ese ambiente de crisis y profunda grieta política y social fue el principal problema que contribuyó a alimentar el descuido de los servicios de seguridad para prevenir el ataque de Hamas.


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