Meses después de que China Evergrande se quedara sin liquidez e incurriera en impago en 2021, inversores de todo el mundo se hicieron con los pagarés con descuento de la promotora inmobiliaria, apostando a que el Gobierno chino acabaría interviniendo para rescatarla.
El lunes quedó claro lo equivocada que era esa apuesta.
Tras dos años en el limbo, y con una deuda de más de 300.000 millones de dólares, un juez de Hong Kong ordenó la liquidación de Evergrande, una medida que desencadenará una carrera de abogados para tratar de encontrar y hacerse con todo lo que pertenezca a Evergrande que pueda venderse.
En una pequeña sala del 12º piso del edificio del Tribunal Superior de Hong Kong, los abogados de Evergrande presionaron para llegar a un acuerdo de última hora.
Argumentaban que una liquidación perjudicaría al negocio de Evergrande y no ayudaría a los acreedores a recuperar su dinero.
Querían más tiempo para intentar llegar a un acuerdo con los acreedores de Evergrande.
Pero tras 40 minutos de debate, Linda Chan, la juez de quiebras que preside el caso, tomó la decisión de dictar una orden por la que se ordenaba a Evergrande que liquidara sus operaciones, alegando la incapacidad de la empresa para presentar una propuesta concreta al tribunal durante un año y medio.
«Creo que sería una situación en la que el tribunal diría basta ya», afirmó Chan.
Implicancias
La orden significa que Evergrande, que lleva dos años cojeando, incapaz de pagar sus deudas o funcionar con normalidad pero aún en activo, se enfrentará ahora probablemente a un prolongado período de desmantelamiento de un negocio enorme con proyectos que abarcan cientos de ciudades y negocios no relacionados, como una empresa de vehículos eléctricos.
La orden conmocionó a las acciones de la empresa, que cotizaban en bolsa en Hong Kong, y provocó una caída de más del 20% antes de que se interrumpiera su cotización.
Es probable que la decisión del tribunal repercuta en el asediado sector inmobiliario chino y en los mercados financieros, ya de por sí preocupados por la economía china.
No queda mucho en el extenso imperio de Evergrande que todavía tenga valor.
Y cualquier activo que sea valioso puede estar fuera de los límites porque la propiedad en China se ha entrelazado con la política.
Evergrande, al igual que otros promotores, construyó y prometió más de la cuenta, aceptando dinero por departamentos que no se habían terminado y dejando a cientos de miles de compradores de viviendas a la espera de sus unidades.
Decenas de estas empresas han incumplido sus obligaciones, por lo que el gobierno intenta frenéticamente obligarlas a terminar los departamentos, poniendo en problemas a contratistas y constructores, que llevan años sin cobrar.
Lo que suceda a continuación en el desmantelamiento de Evergrande pondrá a prueba la confianza de los inversores extranjeros de que China les tratará con justicia.
El resultado podría ayudar a estimular o frenar aún más el flujo de dinero hacia los mercados chinos, cuando la confianza mundial en China ya está debilitada.
«La gente estará muy atenta para ver si se respetan los derechos de los acreedores», dijo Dan Anderson, socio y especialista en reestructuraciones del bufete de abogados Freshfields Bruckhaus Deringer.
«Que se respeten tendrá implicaciones a largo plazo para la inversión en China».
Escenario
China necesita inversiones de inversores extranjeros ahora más que nunca en su historia reciente.
Los mercados financieros de China continental y Hong Kong -ciudad que durante años ha sido un punto de entrada para la inversión extranjera- han recibido tal mazazo que las autoridades se apresuran a buscar medidas políticas como un fondo de rescate bursátil para apuntalar la confianza.
El domingo tomaron medidas para poner fin a las ventas en corto, una práctica que permite a los inversores apostar contra una acción.
El mercado inmobiliario chino muestra pocos signos de volver a los días de auge, en parte porque Beijing quiere reorientar el crecimiento económico de la construcción y la inversión.
Las crecientes tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y China, que han provocado grandes salidas de dinero extranjero del país, no ayudan.
Los inversores están pendientes de la resolución del caso Evergrande para ver cómo gestionará China los litigios sobre sus empresas morosas, de las que hay docenas solo en el sector inmobiliario.
En concreto, querrán ver si las personas encargadas ahora de llevar a cabo la liquidación serán reconocidas por un tribunal de China continental, algo que históricamente no ha ocurrido.
En virtud de un acuerdo mutuo firmado en 2021 entre Hong Kong y Beijing, un tribunal de China continental reconocería al liquidador nombrado por el tribunal de Hong Kong para permitir a los acreedores tomar el control de los activos de Evergrande en China continental.
Pero hasta ahora solo se ha concedido una de las cinco solicitudes de este tipo a los tribunales locales chinos.
La decisión del lunes ya se había retrasado varias veces a lo largo de casi dos años, ya que los acreedores y otras partes acordaron aplazarla para dar más tiempo a la empresa a llegar a un acuerdo con los acreedores sobre cuánto se les podría pagar.
Hasta el verano pasado, parecía que el equipo directivo de Evergrande y algunos de sus acreedores extranjeros que le habían prestado dinero en dólares estadounidenses en Hong Kong estaban a punto de cerrar un acuerdo.
Las conversaciones se frenaron en septiembre, cuando varios altos ejecutivos fueron detenidos y, finalmente, el fundador y presidente, Hui Ka Yan, fue arrestado por la policía.
Impacto
La decisión del tribunal del lunes fue «un gran golpe», dijo Anderson, que «dará lugar a algo así como un gemido mientras los liquidadores persiguen los activos.»
En declaraciones a los periodistas fuera de la sala del tribunal el lunes, un abogado que representa al principal grupo de acreedores dijo que no estaban sorprendidos por la decisión de la jueza Chan.
«Hemos estado listos, dispuestos y capaces durante todo el proceso para llegar a un acuerdo con la empresa», dijo Fergus Saurin, socio de Kirkland & Ellis, que está asesorando a los acreedores.
«Ha habido un historial de compromisos de última hora, que no han llegado a ninguna parte, y dadas las circunstancias, la empresa sólo tiene la culpa de su liquidación».
c.2024 The New York Times Company
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