Decenas de familiares de rehenes israelíes en manos del movimiento islamista Hamas acamparon el viernes por la noche frente a la casa del primer ministro Benjamin Netanyahu, para exigirle que pacte inmediatamente un acuerdo para que sus seres queridos regresen sanos al país, tras más de 100 días de secuestro.
El acampe es consecuencia directa de la decisión del padre de un hombre de 28 años, retenido por Hamas desde octubre, que inició el viernes lo que denominó como una huelga de hambre ante la vivienda de Netanyahu en la ciudad costera de Cesarea.
Eli Shtivi, cuyo hijo Idan fue secuestrado en un festival de música en el sur de Israel, se comprometió a comer apenas un cuarto de un pan de pita al día — para llamar la atención sobre la poca comida que algunos rehenes habrían recibido algunos días — hasta que el primer ministro acceda a reunirse con él.
Decenas de personas se unieron a Shtivi a última hora del viernes y seguían allí el sábado por la mañana.
«Los días de gracia en los que arrastrabas los pies se han acabado», expresó el Foro de las Familias de los Rehenes en un comunicado publicado durante el acampe y publicó la agencia de noticias Europa Press.
«Hemos estado suplicando desde hace 105 días. Ahora es el momento de exigirlo: hay que detener las ejecuciones de los rehenes, hay que demostrar liderazgo y hace falta una decisión valiente para avanzar en un plan que sabemos que está sobre la mesa», agrega el comunicado.
Las familias exigen en particular la celebración de una conferencia internacional entre Israel y tres de sus principales aliados y mediadores -Estados Unidos, Qatar y Egipto- con Hamas «para alcanzar un entendimiento sobre la forma de que los rehenes regresen a casa».
El acampe se suma a las declaraciones de Gadi Eisenkot, que señaló el jueves que un alto el fuego es la única vía para garantizar la liberación de los rehenes, un comentario que supone una crítica a la actual estrategia oficial.
Eisenkot, un exjefe del ejército que es uno de los cinco miembros del gabinete de guerra israelí, ha puesto en duda la insistencia de Netanyahu en que solo la aplastante campaña aérea y terrestre del ejército llevará a los rehenes de regreso al país.
El militar, cuyo hijo murió en diciembre mientras combatía en Gaza, dijo durante una entrevista en televisión que afirmar que los cautivos quedarán libres sin que haya un acuerdo y un alto el fuego “es propagar ilusiones”.
Los rehenes “solo regresarán con vida si hay un acuerdo, ligado a una pausa significativa en los combates”, indicó, y añadió que las operaciones de rescate son poco probables porque los cautivos parecen estar dispersos por el territorio, muchos de ellos en túneles subterráneos.
La protesta en el exterior de la casa del primer ministro y las declaraciones de Eisenkot son algunos de los indicios de las crecientes discrepancias en Israel acerca del rumbo que está tomando la guerra, que está en su cuarto mes. Netanyahu ha dicho que busca la “victoria total” contra Hamas, pero no ha explicado cómo la conseguirá.
Los contrarios a Netanyahu lo acusan de aplazar cualquier discusión sobre los escenarios de la posguerra para Gaza para evitar posibles conflictos que puedan desintegrar su coalición de gobierno de ultraderecha.
El ataque sin precedentes lanzado por Hamas contra Israel el 7 de octubre dejó un saldo de unos 1.200 muertos y en torno a 240 secuestrados, entre ellos una veintena de nacionalidad argentina.
Más de 100 rehenes, en su mayoría mujeres y niños, regresaron al país durante el breve alto el fuego de noviembre en un canje por mujeres y menores palestinos encarcelados en Israel. Las autoridades israelíes afirman que en Gaza hay todavía más de 130 rehenes, pero se cree que solo 100 seguirían vivos.
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