China se puso a hacer autos eléctricos y al principio le costó un poco, pero los nuevos modelos chinos compiten de tú a tú con la estadounidense Tesla y la escandinava Polestar y por primera vez son las grandes estrellas del mayor salón del automóvil de Europa, el que tradicionalmente se celebraba en Frankfurt y desde el año pasado se celebra en Múnich.
La gran cita del automóvil europeo con permiso de París abrió este martes sus puertas y las cerrará el domingo y aunque ahora se llama “de la movilidad” (hay que cambiar con los cambios sociales y medioambientales) el auto sigue siendo la gran estrella, sobre todo el eléctrico, en un año en el que las ventas se recuperan (12 meses consecutivos de aumento de matriculaciones en Europa) tras la debacle de la pandemia, aunque siguen aproximadamente un 20% por debajo del nivel de 2019 y los pedidos nuevos de los últimos meses son menos que las matriculaciones.
Las grandes marcas europeas presentarán sus nuevos modelos eléctricos (los de combustión son cada vez menos), como los nuevos Mini eléctricos del grupo BMW, pero las grandes estrellas serán los modelos chinos. Empresas como BYD compartirá escenario en pie de igualdad con el grupo Volkswagen en pleno centro de Múnich, algo inimaginable hace unos pocos años.
El efecto de la llegada en masa de los modelos chinos se ve también en la primera marca en Europa de modelos eléctricos, la estadounidense Tesla de Elon Musk, que ha tenido que bajar los precios ante la competencia y ha renovado su exitoso ‘Model 3’ para actualizarlo. Algunos modelos chinos empiezan a alcanzar ventas considerables, como las del MG4 de SAIC Motor.
Los gobiernos buscan medidas para proteger uno de los sectores industriales europeos más importantes en términos de creación de riqueza, de innovación y de empleo. Una idea, que Berlín y París estudian, es la de que la Unión Europea implante una categorización medioambiental a todos los autos que se venden en Europa que haría que los producidos en el continente recibieran beneficios fiscales medioambientales porque al no ser transportados hasta Europa son medioambientalmente más limpios.
Las marcas de autos de alto standing europeas lo ven como una mala idea porque saben que otros mercados responderían con medidas similares y eso perjudicaría a la exportación fuera de Europa de BMW, Audi, Mercedes-Benz, Porsche o las grandes marcas de lujo italianas (Ferrari, Lamborghini o Maserati).
Tecnología
Algunos europeos buscan cooperar con los productores chinos antes que competir. BMW y la china ‘Great Wall’ presentan en Frankfurt su trabajo conjunto en el desarrollo del nuevo chasis, más pequeño y más ligero, del nuevo Mini Cooper S eléctrico, que será producido en China.
Además del cambio que supone en el mercado la entrada de los productores chinos en Europa, estos han conseguido otro cambio que les lleva a competir con los europeos no sólo en precio sino también en innovaciones. Hasta el punto de que ahora son los productores europeos los que buscan transferencias de tecnologías de sus competidores chinos, y no al revés, como fue durante décadas. Y tienen que pagarlas.
Volkswagen gastó en julio 700 millones de dólares por el 5% de la marca china XPeng, valorándola así en 14.000 millones de dólares. ¿Para qué quiere invertir ahí la gran automotriz alemana? Para tener acceso al nuevo y muy potente supercalculador desarrollado por XPeng, más avanzado que los que manejan la empresa germana.
En pocos años las marcas chinas han pasado de ser el hazmerreír de los europeos porque copiaban el diseño de los autos europeos a convertirse en objetos de deseo de las automotrices europeas.
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