Una batalla en la que murieron decenas de civiles y más de una docena de soldados israelíes hace casi una década ofrece una idea del tipo de combate que podría avecinarse si las fuerzas israelíes se lanzan sobre Gaza como se espera para castigar a Hamas por su embestida en el sur de Israel la semana pasada.
Fue el 19 de julio de 2014, durante la tercera guerra de Israel contra Hamas. El objetivo era Shijaiyah, un barrio densamente poblado de la ciudad de Gaza que, según el ejército, Hamas había transformado en una «fortaleza terrorista» llena de túneles, lanzacohetes y trampas explosivas.
La batalla tuvo lugar en el tercer día de una ofensiva terrestre que había estado precedida por una campaña aérea de diez días. Entonces como ahora, se había dicho a los civiles palestinos que abandonaran el barrio. Entonces como ahora, muchos se quedaron, bien porque Hamas se lo había ordenado, bien porque no tenían otro lugar adonde ir.
Cuando las fuerzas israelíes se adentraron en Shijaiyah, con su mezcla desordenada de edificios de hormigón y callejones estrechos, los militantes desataron una fulminante andanada de fuego de armas automáticas, misiles antitanque y granadas propulsadas por cohetes, según informó entonces el ejército.
Un vehículo blindado de transporte de tropas se averió. Cuando dos soldados salieron para repararlo, un militante disparó un misil antitanque contra el vehículo, haciéndolo estallar y matando a los siete soldados que iban dentro. En el caos que siguió, los combatientes de Hamas consiguieron llevarse los restos de uno de los soldados y aún los retienen.
En medio del pánico, se ordenó a los soldados que subieran a sus vehículos blindados mientras los batallones de artillería disparaban 600 proyectiles y la aviación atacaba desde arriba. Al día siguiente, aviones de guerra israelíes lanzaron 100 bombas de una tonelada sobre la zona, según informaron posteriormente los medios de comunicación israelíes.
La puerta el infierno se ha abierto
«La puerta del infierno se ha abierto y la metralla entra por las ventanas», dijo entonces un residente palestino a AP.
En 2014, «hubo una sensación de locura por la cantidad de fuego que se utilizó«, dijo un soldado israelí a Breaking the Silence, un grupo de veteranos críticos de las políticas de Israel que recogen testimonios anónimos de soldados.
Cincuenta y cinco civiles murieron durante los dos días de batalla, entre ellos 19 niños y 14 mujeres, según un informe de la ONU, así como un número indeterminado de militantes. También murieron trece soldados israelíes.
«Esta vez será completamente diferente»
Amir Avivi, general israelí retirado que prestó servicio junto a los altos mandos durante la batalla de 2014, dijo que esta vez será «completamente diferente», porque la artillería y los ataques aéreos vendrán primero.
«Será una maniobra gigantesca con mucha aviación y artillería: una entrada muy, muy fuerte. Vamos a intentar minimizar al máximo las bajas de nuestras tropas y, para ello, necesitamos mucha cobertura.» Dijo que se necesitaría menos potencia de fuego si ésta se utiliza al principio y no cuando los soldados están en apuros.
Puede que la tremenda potencia de fuego haya reducido las pérdidas del ejército, pero se cobró un alto precio entre la población civil y arrasó gran parte del barrio. Según el informe de la ONU, unos 670 edificios quedaron destruidos y casi 1.200 sufrieron daños de moderados a graves. Los investigadores contaron 270 cráteres.
«Es una operación de precisión infernal», dijo sarcásticamente sobre la batalla el entonces secretario de Estado John Kerry, en un momento captado por un micrófono encendido.
Israel ha ordenado una evacuación sin precedentes de casi la mitad de los 2,3 millones de palestinos de Gaza desde la parte norte del territorio asediado hacia el sur. Avivi, el general retirado, dijo que con ello se pretende salvarlos. Pero no todos pueden o quieren huir.
«Cuando empiece la artillería, los que aún no se hayan evacuado lo harán», dijo.
El informe de la ONU encontró «fuertes indicios» de que la operación Shijaiyah implicó fuego indiscriminado que «puede equivaler a un crimen de guerra». La Corte Penal Internacional está investigando posibles crímenes de guerra cometidos por ambos bandos durante la guerra de 2014.
Israel, que desde hace tiempo acusa a los organismos de la ONU de ser parciales en su contra, se negó a cooperar con esas investigaciones.
La guerra continuó durante más de un mes después de Shijaiyah, con batallas igualmente destructivas. Terminó con una tregua inestable y con Hamas todavía firmemente en control a pesar de la muerte de 2.251 palestinos -la mayoría civiles- y de una destrucción generalizada. En el bando israelí murieron 74 personas, seis de ellas civiles.
En 2021 ambos bandos libraron otra guerra devastadora, aunque no hubo invasión terrestre.
Y entonces, el sábado, un Hamas que aún no se había doblegado salió de Gaza y arrasó el sur de Israel, matando a cientos de personas y llevándose a unos 200 rehenes al estrecho territorio costero.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que también estaba en el poder en 2014, ha prometido destruir a Hamas. Los líderes del grupo dicen estar preparados para todos los escenarios.
Israel ha prometido una ofensiva aérea, terrestre y naval «muy amplia» en un futuro próximo. Ha concentrado tanques y decenas de miles de soldados a lo largo de la frontera de Gaza.
Si avanzan, Shijaiyah será uno de los primeros objetivos.
Traducción: Elisa Carnelli
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