la obra que le dio voz a la histórica ayudante de Petrona C. de Gandulfo
Con la notable actriz Mariela Acosta en escena, San Isidro cerró el ciclo gratuito y municipal Platea Abierta con «Juanita habla». Juanita fue la emblemática asistente de Doña Petrona, la famosa cocinera televisiva de los años 60′. Acosta en el papel de Juanita hace reír y reflexionar al público y así lo hizo en la Avenida del Libertador.
Juana Bordoy, quien nunca habló delante de cámaras en sus treinta años como colaboradora de Doña Petrona, esta vez habló de sus orígenes en el bonaerense partido de Pellegrini, de su devoción por su patrona, a la que escuchaba por radio, del primer encuentro entre ambas, de los inicios en el programa de TV «Buenas tardes mucho gusto» y también del ocaso de la conductora.
La comedia dramática es de apuesta simple y efectiva: se resuelve con una silla y una cocina. Allí está Acosta asume también el rol de Petrona, quien da órdenes: “La torta me la da por derecha, el repasador por la izquierda, las claras por derecha, el molde para las vainillas, por izquierda. Cuando yo digo ‘El éxito que obtiene con sus recetas es mi éxito’, usted estará de espaldas, la espalda es muy importante en la televisión, porque realza, y cuando declamo ‘El relleno puede ser cualquier cosa, pero no cualquier cosa puede ser rellena’, usted espera, me aguanta la respiración 50 segundos y retira la flanera”.
Desde el público le elogiaron el tono de voz parecido al de la cocinera. “Siento que Doña Petrona tiene algo físico muy particular y donde me pude acomodar, como la cabeza inclinada», contó Acosta. «El dispositivo del vestuario me ayudó a armar ese cuerpo y esa forma de moverme y así fui encontrando la forma de colocar esa voz, con algún rasgo santiagueño y en esa respiración alta», explicó la actriz.
Juanita, que siempre acompañó a Petrona desde el segundo plano, habla y no se sale de sus casillas, salvo en los sueños, donde grita, baila y hasta da órdenes.
“El recorrido de Juanita me resultó más complejo, un gran desafío. A través de su temperamento, de cómo caminaba, de sus gestos, empezó a aparecer esa voz que nunca habíamos escuchado, pudimos imaginarla, fui encontrando a mi Juanita», comentó Acosta.
Un trabajo de investigación halló documentación sobre la cocinera pero nada de su asistente, salvo lo que se ve en los programas de tv. Por lo que la voz de Juanita fue el principal desafío para la actriz, quien tuvo que hacer pleno uso de su imaginación a través de los movimientos corporales a los que sí tenía acceso de ver.
En cuanto a qué llevó al autor de la obra a incursionar en Juanita, Dreizik le contó al público: “Es un misterio. No soy fanático de la cocina, sí conocí a Doña Petrona de chico y quería escribir sobre ella, pero en un momento me tomó la voz de Juanita, contar a Doña Petrona a través de su asistente y ver qué ocurría con ese silencio. Pasaron diez años desde aquella primera idea hasta que la obra se cristalizó.”
“El remate de los objetos de cocina de Doña Petrona realmente existió y fue un duro golpe para Juanita, que murió tres años después que su jefa”, contó Vanesa Weinberg, la directora, una vez terminada la obra.
Weinberg cerró con otro dato que despertó más aplausos: “En Bocayuva, partido de Pellegrini, que hoy tiene 120 habitantes y donde nació Juanita, le hicieron un monumento que dice: ‘A quien puso en valor el arte de la colaboración’”.
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