«Coalición Cívica», una coalición europeísta de partidos desde el centro izquierda al centro derecha, logró por poco sumar más diputados que la suma del ‘PiS’ (derecha ultranacionalista) y de ‘Confederación’, una formación de ultraderecha surgida este año. El ‘PiS’ llevaba gobernando ocho años y durante ese tiempo había puesto a Polonia en rumbo de colisión contra sus principales socios europeos y había llevado al país por una deriva iliberal metiendo mano en la independencia del sistema Judicial y de los medios de comunicación públicos.
Sus choques con la Comisión Europea fueron constantes y en los últimos años acabaron en procesos judiciales ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en multas millonarias y en la pérdida de decenas de miles de millones de euros en fondos de recuperación económica tras la pandemia.
El cambio debería llevar a que la Justicia polaca recuperara un nivel de independencia homologable al de países vecinos y aceptara, como los otros 26 sistemas judiciales, la supremacía del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Bruselas debería desbloquear decenas de miles de millones de euros en fondos europeos. En cuanto a sus vecinas inmediatas, Polonia volvería al lado de Alemania y de Ucrania y la Hungría ultranacionalista de Viktor Orban perdería a una de sus grandes aliadas.
En Bruselas se lee el resultado también en clave del peso de cada tendencia dentro de la familia conservadora, la más grande del continente. Si una parte de los conservadores (italianos, españoles, austríacos, suecos, finlandeses) no tienen ningún problema en pactar con la extrema derecha donde lo necesitan para acceder al poder, otra parte (belgas, franceses, holandeses, alemanes, luxemburgueses, griegos) rechazan de plano esos pactos. Donald Tusk viene a reforzar a ese segundo grupo en el país más conservador de la Unión Europea.
La principal clave del resultado electoral de este domingo en el quinto país más poblado de la Unión Europea fue la participación, la más alta en la historia democrática polaca con un 72,9%. Teniendo en cuenta que, en el mundo rural, favorable al PiS, ya había una alta participación tradicionalmente, ese dato muestra que en las ciudades también se disparó la afluencia a los colegios electorales, así como de la población más joven y propensa a mirar con malos ojos los choques con la Unión Europea.
El resultado hace que el más probable próximo primer ministro sea Donald Tusk. Conservador, ya fue primer ministro hasta hace ocho años y es además una figura de mucho peso en la Unión Europea después de haber sido cinco años presidente del Consejo Europeo, el órgano que reúne a los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 Estados miembro.
Tusk es un liberal en materia económica y conservador en asuntos morales, pero muy europeísta y cuya principal labor será la de corregir el rumbo que su país llevaba en asuntos europeos y con su vecina Alemania, a cuyo gobierno el ‘PiS’ había exigido este año que pagara reparaciones de guerra por los daños de la Segunda Guerra Mundial.
El gran tema de la campaña electoral fue la seguridad y la defensa, cuando hasta hace unos meses se pensaba que la economía sería el gran caballo de batalla. El gobernante ultranacionalista ‘PiS’ hizo compaña con el lema “Un futuro seguro para los polacos” y presumió varias veces de haber aumentado el presupuesto de defensa hasta un 4,0% del PBI, el más alto de la OTAN y la Unión Europea.
Pero llevar el foco de la campaña a la seguridad y la defensa, que podía parecer una buena idea en principio, resultó un error estratégico cuando a menos de dos semanas de las elecciones dimitieron el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas (Rajmund Andrzejczak) y su comandante operativo (Tomasz Piotrowski). Fue como una señal y tras ellos dimitieron una decena larga de altos cargos militares.
Las dimisiones se explicaron por las tensiones que soportaban con el ministro de Defensa, Mariusz Blasczak, quien llevaba semanas criticando a las tropas polacas, a las que acusaba de ser incompetentes. Así, la apuesta del ‘PiS’ de poner todos los huevos en la cesta de la seguridad y la defensa, y de relacionar con ese asunto otros como los relativos a la inmigración o a las relaciones con sus vecinos, fue un tiro por la culata.
Este lunes empieza el juego institucional. El presidente de la República, Andrej Duda (del ‘PiS’) puede encargar la formación de gobierno al candidato (Mateusz Morawiecki) de su partido, que es la primera fuerza política pero no tiene apoyos suficientes para gobernar. Si, como es previsible, no consigue los votos, Duda deberá pasar el encargo de Donald Tusk. El ‘PiS’ puede así retrasar unas semanas su salida del poder.
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