“La respuesta al qué nos pasa, la van a encontrar en el caso Insaurralde”

No sé si lloré por mí o por la Patria al leer la nota “La máquina de hacer rotos y descocidos”, publicada el 3 de octubre. A veces pasa, llorar por la desdicha de los demás, o bien por la angustia de ver a nuestro país caer. No sé si lo hice por mí o por la Patria, pero en ese instante pensé en los desgraciados y desgraciadas que a diario vemos en las calles de Buenos Aires. Son los rotos de la Argentina, dice en la nota, más pobres aun que los indigentes. Comparten con ellos la pobreza y además algunos padecen locura. Constata que hay cuatro millones de compatriotas a quienes no les alcanza ni siquiera para ser pobres. Tampoco para que muchos sientan lástima por ellos. Hay quienes ni los miran, ni qué hablar de los políticos que los usan. No por repetitiva la imagen deja de ser desoladora.
Bien quisieran esos perros ser amados, tan sólo domesticados como pedía el zorro al Principito. Habría que indagar en sus miradas qué piensan cuando ven a las mascotas pasar a su lado. ¿Acaso las envidian? ¿Qué escribiría Baudelaire de ellos? Algunos pueden ser peligrosos, sí, como el tal Báez que apareció flotando en la Plaza Sicilia, o el asesino de Mariano Barbieri, pero la mayoría son dignos. Al ver a esos compatriotas acarrear la basura de los demás pienso merecen el mayor de nuestros respetos. Contrasta en la nota el presunto fracaso de los menesterosos con el éxito malhabido de los caraduras. Es tan cierto como indignante.
También que la imagen del yate es la metáfora del fracaso colectivo. Al fijar los ojos en esa aberración, pensamos: nuestro país es un buque a la deriva que se hunde. El éxito de los corruptos es tan efímero como impostor y denigrante, dirán muchos. Cierto, algún día conocerán las rejas. Al menos tienen el mérito de explicar con palmaria realidad qué es lo que nos pasa. ¿Cómo es posible que en Argentina ubérrima del petróleo y el gas, el litio y los cereales, haya tantos sumergidos? Pues ahí tienen la respuesta. Basta pensar en el caso Insaurralde.
Luis P. Richelme / lprichelme@gmail.com
De Insaurralde, la idoneidad y la deslealtad al otro
En las relaciones humanas y en lo político, cuando alguien defecciona, sus actos de inconducta salpican a los más cercanos. Afectan para arriba, para abajo y a los costados. Pero el Superior no queda exento de ser revisada su responsabilidad. Se verá cuáles son sus aptitudes y actitudes en base a idoneidad; si podía ignorar, dejar de hacer o permitir actos ilícitos.
Cuando la proximidad jerárquica entre el que comete hechos reprobables y el que debe ejercer el mando sobre aquél, produce un grave deterioro en la idoneidad cuasi insalvable, más allá de la honestidad de la que se gozare.
Guillermo L. Bravo / guillermoluisbravo@yahoo.com.ar
Dice que “conviene perder las elecciones”
Creo que la situación económica y social le explotará, sí o sí, en las manos de quien esté en el gobierno, sea quien fuese (aunque fuese la Madre Teresa de Calcuta). Ya debería haber explotado hace rato, pero los gobernantes han sido exitosos (al menos una) en patear la pelota para adelante. Creo que los tres grupos con posibilidades están finalmente tomando conciencia de esta realidad, y por ello: 1) Cristina está borrada. 2) Macri pasea por el mundo. 3) Milei se da cuenta de la trampa en la que se metió.
Conviene perder esta elección. Que el que gane haga el trabajo sucio, y salga por la ventana (o helicóptero), y el que suba luego, en 2027, será Gardel. Cristina y Macri dirán: “Yo, Argentino”. Milei tendría 4 años para armar sus grupos.
Lucas Colombo / lucascol2003@yahoo.com.ar
“El fracaso a toda propuesta o plan económico…”
El problema de la Argentina es uno moral profundo. Lo económico no es la causa, es la consecuencia. Por lo tanto, de ahí el fracaso de toda propuesta o plan económico de muchos entendidos. Días atrás, me llegaron estas palabras que afirman: “Recuerda que la luz no tiene sombra”. Una sociedad a oscuras, signada por la violencia verbal y física, el egoísmo a todo vapor, la droga, las adicciones a la tecnología, la falta de empatía y del cuidado por el otro, falla por la base. Si no rectifica el rumbo con educación, lamentablemente no tiene futuro.
Natalio Daitch / nataliodsalud@hotmail.com
Denuncia edificios públicos “ideologizados”
Los edificios públicos son del Estado, de todos los ciudadanos, no de algunos. No pueden ser de un partido político o de sus dirigentes, o de una ideología.
En el edificio del Banco Nación hay un cartel de la bancaria en el arco interno principal. En la Secretaría de Producción, un cartel inmenso del partido del ministro de Economía y candidato. Sería bueno que el periodismo investigue, y se deplore esta mala conducta política. Los dirigentes y funcionarios confunden Estado, partido, e ideología, más sus apetencias personales.
Hugo Carassai / hugo@carassai.com
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