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las chinches avanzan en Francia y una desinfección puede costar 3.000 euros

Después de Nueva York y Londres, le ha tocado a Francia. París sufre una epidemia de chinches de cama, que han invadido los cines, en el TGV, el Metro, los restaurantes y la ropa. Hay una paranoia colectiva con estos bichos gorditos y colorados, que se esconden en el borde de los tapizados y colchones. Muerden de noche, cuando el cuerpo se calienta.

Las primeras víctimas los sufrieron en el cine, especialmente cuando miraban Oppenheimer, en una sala de Bercy, cerca del ministerio de Economía de Francia. Después en el tren TGV, ahora en el Metro y hasta en el aeropuerto Charles de Gaulle porque se trasladan en la ropa y las valijas.

A menos de un año de los Juegos Olímpicos, las chinches se convierten en un problema de estado para Francia. El pánico es tal que el ministro de salud debió salir a calmar la tensión y el miedo en la población y asegurar que están desinfectando. Se refirió a “una psicosis”, que se expande en las redes sociales.

Este martes por la mañana, en France Inter, el ministro de Sanidad, Aurélien Rousseau, intentó aliviar un poco la preocupación afirmando: «No hay motivo para un pánico generalizado, no estamos invadidos por las chinches«.

El problema son los precios: como la demanda es alarmante, los precios de los que desinfectan son astronómicos. Puede llegar a 3000 euros el servicio de exterminio en un cine y entre 800 a 1000 euros en una casa.

La SNCF (el tren) lanzó una exploración colectiva en todos sus vagones y asegura que no encontró. Pero en las redes hay fotos de las butacas del tren donde caminan las chinches.

La discusión ahora es si el exterminio de las chinches debe estar o no incluida en el seguro del domicilio obligatorio, que rige en Francia. No hay una decisión aún.

Claudio Lazzari es investigador del Instituto de Investigaciones en Biología de Insectos y especialista en la biología de los artrópodos chupadores de sangre (que se alimentan de la sangre de otros animales) como mosquitos, garrapatas o chinches.

La lucha contra su proliferación sigue siendo esencial para la salud mental de personas infestadas.

Ante la creciente psicosis en las redes sociales y en medios de comunicación, el científico hizo el balance de la propagación, detección y erradicación de estos insectos. Todos los medios lo consultan.

Debido a nuestro estilo de vida y nuestros viajes, las chinches se han convertido en un problema mundial. Especialmente en las grandes ciudades, donde hay un aumento en cantidad de chinches. Esta es la consecuencia de la globalización, con el transporte, viajes, turismo”, dijo.

La vergüenza que producen

“Las grandes ciudades son también lugares de celebración de grandes eventos que atraen personas de todo el mundo que ocuparán transportes, salas de conciertos, hoteles. ¡La situación ideal para las chinches! Porque es un problema que permanece un poco oculto. Muchas personas se sienten avergonzadas de decir que tienen chinches, a pesar de que viven en una casa limpia.

«Pero no tiene nada que ver con la higiene, a la chinche le interesa sólo tu sangre. Entonces no importa si es una casa modesta o una villa.

Se esconden de la luz. Por lo tanto hay que buscarlos en los rincones. Foto: APSe esconden de la luz. Por lo tanto hay que buscarlos en los rincones. Foto: AP

«Las chinches logran instalarse en la casa de alguien y, en general, se desarrollarán allí”, explico el biólogo.

La vergüenza de las chinches es una realidad. Las empresas ofrecen llegar en camionetas que no estén identificadas para hacer la limpieza en la casa para no generar pánico en los vecinos.

“El medio de dispersión es la dispersión pasiva. Somos nosotros quienes los transportamos. Si nos encontramos en un lugar infestado, podemos llevarlos con nosotros, en nuestro ropa, en un bolso, en una maleta. Por eso las grandes ciudades son particularmente afectadas. Normalmente se esconden porque no les gusta la luz”, explicó.

¿Dónde buscarlas?

Si están en el transporte público es porque se han bajado de una prenda de vestir o de una mochila de la persona infestada. Normalmente, se esconderán en pequeños rincones, en los asientos de aviones, trenes o transporte público. Pero más a menudo, el contagio se produce en hoteles, en habitaciones privadas.

Se esconden de la luz. Por lo tanto hay que buscarlos en los rincones de los colchones, donde están a oscuras y cerca de su comida. Pueden estar en todos los rincones de las casas, en las ranuras de los muebles, suelos de parquet o costuras de alfombra. Cuando se descubren y son grandes es porque hay una cierta cantidad.

Una de las mayores pistas es que muerdan. En general, las picaduras son visibles inmediatamente. Pero pueden aparecer veinticuatro o incluso cuarenta y ocho horas después. A diferencia de otras picaduras, no están aisladas.

Chinches Picaduras de chinches de cama (izq.) versus picaduras de mosquito. Foto: RAIDChinches Picaduras de chinches de cama (izq.) versus picaduras de mosquito. Foto: RAID

No tiene sentido querer combatir las chinches con un spray comprado en el supermercado”, informa el especialista Lazzari.

l flagelo, lejos de ser nuevo, entró con fuerza en el debate público en los últimos años. A menos de un año de los Juegos Olímpicos, el gobierno ordenó desplegar medios para deshacerse de esta especie invasora.

En la prensa mundial

Durante todo el fin de semana, la prensa internacional, desde The Guardian hasta Spiegel, pasando por El Periódico y La Repubblica, difunden la idea de una Francia “infestata da questi parassiti”, la parásitos en cuestión. Estos bichos, llamados en alemán bettwanzen, en inglés bedbugs, en español chinches, son objetos de atención.

En julio, un nuevo estudio de la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria, Ambiente y Trabajo (ANSES) reveló esta escalofriante cifra: uno de cada diez hogares se vio afectado por chinches entre 2017 y 2022.

Estos insectos, verdaderos vampiros del tamaño de un semillas de manzana, acurrucadas en nuestros colchones y sedientos de sangre, son, explicó la Agencia, “llevados en ropa y equipaje, al viajar o comprar ropa de cama, muebles o ropa de segunda mano”.

El problema de las chinches es un fenómeno global. Foto: AP El problema de las chinches es un fenómeno global. Foto: AP

Las redes sociales siguieron. La herramienta de visualización de Google Trends muestra un aumento número vertiginoso de consultas relacionadas con el tema en el buscador durante un mes.

Los mensajes que se volvieron virales y se publicaron en particular en Twitter (rebautizado como X) este verano mostraban espaldas devoradas a mordiscos tras una sesión de cine.

Una lista negra de establecimientos supuestamente afectados por el fenómeno circularon en París.

Se exigió a los operadores de cine que detallaran su protocolo de control contra las chinches desde el uso de perros detectores de chinches hasta la propulsión a vapor. Se seca a 180 grados.

Los sindicatos de la RATP también activaron una alarma social después del descubrimiento de un insecto en la cabina de conducción de un RER B, en Mitry, identificado como una chinche, que fue inmediatamente desmentida por la SNCF, que lanzó una exploración masiva.

Degradan la salud mental

Las chinches son una calamidad muy grave y real. Aunque no presentan ningún riesgo desde el punto de vista de la salud, degradan significativamente el sueño y la salud mental de los afectados.

“También existe”, señala Ali Jaffal, coordinador de expertos de ANSES, “el sentimiento de vergüenza y el miedo a demostrar que nuestra casa está infestada, lo que puede llevar al aislamiento social”.

Este miedo a ser estigmatizado a veces tiene el efecto de demorar el tiempo de reacción para contener la infestación.

Deshacerse de las chinches es terriblemente caro: una media de 866 euros por hogar, señala ANSES, que también recomienda utilizar métodos de control no químicos, sin insecticida.

“El uso repetido de tratamientos con frío o calor no induce resistencia fisiológica”, explicó desarrolla Ali Jaffal. “Y en ambos casos conduce a una temperatura letal para el parásito. Por el contrario, los métodos químicos pueden crear fenómenos de resistencia en estos insectos particularmente resistentes, sin mencionar el riesgo alto nivel de intoxicación”.

Para Ali Jaffal, “es un parásito que ha existido desde siempre y que está muy ligado al ser humano. Estamos lejos del pequeño problema local. Se necesitaría un gran esfuerzo colectivo para erradicarlo definitivamente”.


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