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lo mueve la pasión por el club y el ambiente de la universidad


Luego de siete años con Juan Ignacio Chela -lapso en el que fue top ten, semifinalista de Roland Garros, finalista del Masters 1000 de Roma con triunfo ante Rafael Nadal incluido y ganador de sus cuatro títulos en el circuito-, Diego Schwartzman decidió darle un giro a su carrera e inició un nuevo período con Bruno Tiberti como entrenador. Luego de encontrarse en Francfort, ambos partieron rumbo a la gira asiática. El inicio no fue positivo por dos derrotas al hilo pero tras superar un virus estomacal Schwartzman llevó a un tercer set a Alexander Zverev la semana pasada en Beijing. Y ayer, frente al ascendente francés Luca van Assche, logró su primera victoria con Tiberti en el banco.

Pero, ¿quién es Bruno Tiberti? Hijo de Gustavo Gurí Tiberti, quien con Gustavo Luza llegó a dos finales de dobles en 1986, tiene 34 años, fue 650° en 2009 (su mejor ranking), es entrenador de la Universidad de Texas y fue el capitán del club de toda su vida: el Buenos Aires. Básicamente en el circuito arrancó ayudando a Máximo González y Andrés Molteni, quienes hoy constituyen una de las mejores duplas del mundo y en agosto, en Cincinnati, lograron su máximo título.

Experto en computación, la relación con Schwartzman, el único y último top ten latinoamericano en actividad, es “a prueba y hasta fines de 2023”, según se supo. Y es así porque Tiberti será padre de una niña a fin de año y en noviembre deberá volver a su trabajo en el tenis universitario donde ya lleva cuatro años bien intensos. Una vez que nazca la beba y termine el contrato su idea es radicarse en Buenos Aires junto a su familia.

“Salimos campeones de la conferencia el año pasado y nos clasificamos a la NCAA; fue la quinta vez en la historia que Texas la jugó. En el primer año al mando del equipo lo logramos. Ahora están los chicos de la universidad esperando que vuelva. Lo haré en noviembre y los seguiré entrenando”, contó. Y agregó:“Me motiva más ser el capitán del Buenos Aires que viajar por el circuito. Es el amor de mi vida ese club”.

Schwartzman-Tiberti. Una relación de un puñado de meses. Porque a veces -y por suerte- las pasiones más amateurs pesan más que los dólares y la fama.


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