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mantener la unidad territorial de España

“A los 179 diputados que han comprometido su voto y que representan más de 12 millones de votos. A todos ellos, gracias, egun on, eskarrik asko, gràcies”, agradeció Pedro Sánchez este jueves en castellano, en gallego, en euskera y en catalán a las fuerzas políticas que hicieron posible su reelección.

Un gesto amable que resume de quiénes dependerá la gobernabilidad de la XV Legislatura de la cual Sánchez se acaba de poner al timón.

Porque su gobierno estará inevitablemente atravesado por la cuestión territorial y plurinacionalismo de España.

El desafío de Sánchez será mantener la unidad territorial y transitar el susceptible equilibrio entre independentistas catalanes y vascos, rivales entre sí, que le dieron su apoyo para la investidura, pero no un cheque en blanco.

El llamado “bloque de la investidura” le recuerda que la gobernabilidad se irá renovando, día tras día, y en la medida en la que Sánchez cumpla sus promesas.

Pedro Sánchez celebra la investidura en España. Foto ReutersPedro Sánchez celebra la investidura en España. Foto Reuters

Y ojito con decir o hacer algo que le pueda caer mal al independentismo. Como cuando en el primer día del debate de investidura, el candidato del PSOE se refirió a la amnistía que va a conceder a quienes intentaron separar a Cataluña del resto de España como “medida de gracia”.

Advertencias

No, señor Sánchez. Para Junts per Catalunya, el partido del ex presidente Carles Puigdemont, la amnistía no es un perdón. Es un borrón y cuenta nueva y aquí no ha habido delito.

“Con nosotros no pruebe a tentar a la suerte porque no le funcionará”, le advirtió la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras.

“Su discurso no ha sido valiente”, agregó.

“¿Está dispuesto a cumplir con cada uno de los acuerdos firmados?”, apuró a Sánchez.

Por unas horas, el malestar de Junts alimentó los oscuros fantasmas del voto en contra que hubiera desmoronado la investidura.

“Cuenta usted con el compromiso del Partido Socialista y el propio para cumplir con el acuerdo que hemos alcanzado”, apuró a responder el ahora presidente del gobierno.

Desde Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufían, su portavoz, dijo: “Nosotros hoy, aquí, tenemos capacidad para obligarle. Para obligarle a acabar con la represión hoy y para obligarle quizá a que se vote en un referéndum mañana”.

Sánchez, sin embargo, lo frenó: “De nada sirve discutir sobre hipótesis que no entran en nuestro ordenamiento jurídico”.

Este jueves, fue el turno de los partidos vascos. “Esta debe ser la Legislatura de la plurinacionalidad”, le dijo la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, antes de votar a favor de su investidura.

“Para abrir nuevos caminos que otros países como Reino Unido y Escocia ya están recorriendo”, agregó insinuando la posibilidad de un referéndum en el País Vasco.

“Sin prisas ni ansiedades, con visión y paciencia estratégica”, dijo Aizpurua.

En agosto, cuando el Congreso de esta nueva Legislatura quedó conformado, Sánchez aceptó las presiones de los grupos regionalistas para introducir en los debates el uso del catalán, el euskera y el gallego. Y hasta abrió un capítulo en el Parlamento europeo para que también allí fueran reconocidas como lenguas de intercambio en las sesiones.

Este viernes, a las diez de la mañana, el recién nombrado presidente jurará su cargo ante el rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela. ¿Lo hará también en las lenguas co-oficiales?


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