qué pasó con la temporada baja y los precios más baratos
Como viajera que prefiere la temporada baja por los precios más accesibles y el menor número de visitantes, procuro no volar en julio y agosto, al menos en el hemisferio norte. Espero al otoño, cuando los precios de los pasajes aéreos y los hoteles normalmente bajan y las aglomeraciones disminuyen.
Este año en Italia, hay hoteles de Florencia que cobraban en septiembre casi lo mismo que durante el verano europeo.
El año pasado en Key West, Florida, Estados Unidos, en noviembre, un mes históricamente flojo, los precios me superaron.
Para la primera semana de diciembre -época de ofertas de viaje- en el complejo turístico ecológico Playa Viva, cerca de Zihuatanejo, México, apenas encontré una sola noche disponible a menos de 500 dólares.
¿Qué pasó, me puse a pensar, con la temporada baja?
«Septiembre es el nuevo agosto», dice Jack Ezon, fundador de Embark Beyond, agencia de viajes de lujo con sede en Nueva York, como explicación de que el frenesí por viajar a Europa haya extendido el calendario. Casi una tercera parte de los clientes suyos que habitualmente viajaban al Mediterráneo en julio y agosto reprogramó sus viajes para junio, septiembre u octubre.
«La gente elige evitar las multitudes y el calor», afirma Virgi Schiffino Kennedy, fundadora de la agencia de viajes de Filadelfia Lux Voyage.
«Estoy viendo que las tarifas de verano se cuelan en la temporada intermedia«, añade, y señala que destinos de Grecia como Santorini y Mykonos, que alcanzan su pico máximo en julio y agosto «ahora son imposibles de reservar en septiembre».
El calendario escolar sigue determinando en gran medida los mayores picos de viajes anuales, pero los descensos no son así de marcados, ni en número ni en cuanto a tarifas.
«Creo que estamos en el principio de un cambio«, manifiesta Henry Harteveldt, analista de la industria del viaje que dirige la empresa Atmosphere Research Group, cuya base de operaciones está en San Francisco, California, y atribuye la tendencia a la flexibilización de las agendas de trabajo.
«El verano siempre será temporada alta, pero creo que veremos más viajes fuera de temporada alta en otoño, invierno y primavera, de modo que esos valles estacionales pueden ser menos profundos.»
El repunte de la temporada media
Sin lugar a duda los viajes se han recuperado -el Consejo Mundial de Viajes y Turismo informó que el sector recobrará este año el 95% de la actividad desplegada en 2019-, pero no se trata de una réplica de los esquemas anteriores a la pandemia.
En comparación con 2019, en la primavera de 2023 las estadías por placer a nivel global aumentaron un 12% en más de 230 hoteles Sofitel y MGallery. En comparación con igual período antes de la pandemia, las reservas para esparcimiento en el otoño de 2022 aumentaron un 7%.
«Reservar en temporada baja fue en un momento el secreto mejor guardado de los viajes, pero cada vez más gente se está montando en esa tendencia», comenta Matt Berna, presidente para las Américas de la empresa de viajes mundial Intrepid Travel.
Dice también que las reservas de otoño y primavera de este año crecieron un 56% y un 70% respectivamente, en comparación con la actividad previa a la pandemia, cosa que ha inspirado a la compañía a aumentar sus salidas para satisfacer la demanda.
La línea de cruceros fluviales AmaWaterways hizo lo mismo, sumando nuevos itinerarios para noviembre y febrero.
En G Adventures, que ofrece viajar en grupos chicos, informan que este año las reservas de los estadounidenses aumentaron un 40% con respecto a 2019. Cuando los viajes de verano en Italia se agotan, los turistas se ven obligados a buscar más ampliamente en el calendario, señala Steve Lima, vicepresidente de desarrollo para Estados Unidos y América Latina de la compañía.
«Es como si Disney siempre estuviera lleno y no hubiera un momento adecuado, de modo que uno simplemente va», ejemplifica.
Katie Parla, autora de libros de cocina que vive en Roma y es guía de viajes gastronómicos particulares, refiere un caso en el que dos turistas que reservaron un viaje para su 35º aniversario de casamiento no pudieron realizarlo hasta el 37º debido a restricciones de viaje y complicaciones surgidas en los últimos años.
«La temporada alta en Roma solía ser desde Semana Santa hasta octubre, pero este año la ciudad empezó a llenarse todo un mes antes, y mi calendario ya está prácticamente completo hasta finales de diciembre, lo cual es muy raro», opina Parla.
El desplazamiento estacional no es sólo un fenómeno europeo. Apple Leisure Group, que oferta paquetes de vacaciones a buen precio en México y el Caribe, ha comprobado que sus reservas se distribuyeron más uniformemente a lo largo de todos los meses en los últimos tres años. Como resultado, sus precios son más parejos el año entero.
A través de un informe de agosto, la franquicia de campamentos privados Kampgrounds of America descubrió que el 67% de los acampantes había cambiado sus planes de viaje este año a causa del tiempo. Casi el 64% de quienes retrasaron tales viajes tenían previsto realizarlos después del Día de los Trabajadores.
La plataforma de alquiler de casas rodantes RVShare afirma que las reservas para temporada baja han aumentado el doble de rápido que las de la temporada principal de verano, cuestión que atribuye a las políticas de flexibilidad laboral y a los intentos de evitar calores extremos.
Claire Ramsdell, de 31 años, que trabaja de modo itinerante en el servicio de atención al cliente de una empresa de actividades al aire libre y escribe su blog sobre senderismo, pasó el verano en Bozeman, estado de Montana, pero le pareció que hacía demasiado calor para trabajar en su vehículo, lo cual la obligó a pagar alojamientos de precio alto con otras personas en la habitación y mala conexión Wi-Fi.
«No sé bien por qué intenté diversificarme y buscar un destino tan frecuentado y caro este verano», nos escribió en un correo electrónico desde Colorado, donde este otoño boreal planea hacer senderismo. «Debería volver a viajar fuera de temporada y a lugares menos masificados.»
La regla de la escuela
Según un pronóstico de viajes efectuado hace poco por el sitio web de reservas Expedia, el 70% de los viajeros de otoño está constituido por adultos sin hijos.
«Tenemos la flexibilidad de conseguir los vuelos y hoteles más baratos de todos y no estamos forzados a esperar en la cola del Vaticano, transpirando junto con la multitud del verano», menciona Riana Ang-Canning, 31 años, de Vancouver, Canadá, que trabaja en medios de comunicación social y viaja mucho fuera de temporada con el marido.
Para las familias con hijos en edad escolar, evitar precios altos y el denso tráfico del verano es más fácil de decir que de hacer, pero hay quienes consideran soluciones alternativas.
Antes de la pandemia, Jennifer Glaisek Ferguson, de Weston, estado de Connecticut, madre de dos chicos de 5 y 8 años, y su familia realizaron un viaje a Francia en pleno verano cuando hacía un calor sofocante, que juraron no repetir. La importancia de asistir a clases y cumplir con el plan de estudios disuadió a la familia de faltar mucho a la escuela por viajar, pero Jennifer está dispuesta a perder algunos días.
«Cuando hay oportunidad de ver algo nuevo y diferente donde ellos puedan aprender, estoy dispuesta a aceptar el inconveniente», justifica Ferguson, de 53 años.
Schiffino Kennedy, la fundadora de Lux Voyage, dice que sus clientes familiares suelen añadir uno o dos días a los fines de semana puente.
«Nos llaman con el calendario escolar a la vista para aprovechar al máximo los feriados«, cuenta, y aclara que ella hace lo mismo: el 9 de octubre, Día de los Pueblos Originarios, piensa sacar del colegio a su hija de 9 años un par de jornadas extra para hacer un viaje de cinco días a Sedona (Arizona) y al Gran Cañón.
Misty Belles, vicepresidenta de relaciones públicas globales del consorcio de agencias de viajes Virtuoso, predice que la vuelta al colegio puede impulsar las reservas hacia fines de la primavera en el hemisferio norte, justo cuando terminan las clases.
«Normalmente, en Europa, los viajes no empiezan hasta mediados de junio, pero creo que se va a dar que muchos intenten llegarse pronto allí, antes de que el calor sea un factor de peso», adelanta Belles.
Temporada «secreta” en venta
En términos de negocios, la disminución de las depresiones comerciales en el calendario de reservas es intencional. Hace mucho que las agencias de viajes vienen promocionando la «temporada verde», de mayo a noviembre, en Costa Rica, época lluviosa pero exuberante, y la «temporada del cabernet» en el Valle de Napa californiano, de noviembre a abril, cuando todo se desacelera y puede ser más fácil conseguir la reserva de una mesa en el restaurante French Laundry.
Montreal en Lumière, el festival anual de invierno, se creó hace 25 años como forma de estimular los viajes a esa ciudad canadiense en la época de mayor tranquilidad. A lo largo de sus 18 días, el año pasado este acontecimiento invernal atrajo a casi 800.000 personas a sus pistas de hielo y sus conciertos. Los restaurantes participantes registraron reservas por el 96% de su capacidad.
Para fomentar las visitas fuera de temporada en Cape Cod, la sociedad Pelham Hospitality, que gestiona tres hoteles, incorporó actividades como el patinaje sobre ruedas bajo techo. A los meses de septiembre y octubre el resort Chatham Bars Inn los denomina «verano secreto» y dentro de la programación incluye cenas en su granja de 8 acres cerca del establecimiento.
«Como destino, minimizar los ‘valles’ de ocupación es importante para mantener el empleo durante todo el año, apoyar a las empresas turísticas y proporcionar experiencias de alta calidad a los viajeros», escribe en un correo electrónico Bill Lewis, director general del Magnolia Hotel & Spa de Victoria, Columbia Británica, Canadá y presidente de la Asociación Hotelera de Victoria.
Ya sea por la tranquilidad relativa, las ofertas o el clima, las condiciones fuera de temporada se han ganado su propia fama, afirma Andrew Loyd, director de Loyd & Townsend Rose, agencia especializada en alquiler de castillos y mansiones en Gran Bretaña e Irlanda.
«Me parece que ya no existe una temporada baja«, señala, destacando que la luz especial de los meses de invierno atrae fotógrafos a Escocia. «No deja de sorprenderme lo concurridos que están los lugares durante los llamados meses de temporada baja y, a fin de cuentas, uno se da cuenta de que ahora todo el mundo es un lugar muy concurrido.»
Achicando las temporadas bajas
Quienes somos reticentes irreductibles a las multitudes, como es mi caso, nos atrevemos a Islandia en la nieve a pesar de lo peligroso que se torna manejar, y visitamos Homer, Alaska, en octubre, cuando está cerrada la mitad de los comercios. Entonces puedo hacer las cosas a mi manera: más tranquila, más barato, más en el lugar.
«Mi amor por los viajes fuera de temporada tiene su origen en la frugalidad, pero no soporto el calor y prefiero ver las montañas cuando hace 2 o 4 grados de temperatura que 25, 30 o más», asegura Heather Bien, de 38 años, escritora, bloguera y profesional de marketing radicada en Washington D.C., que hacia diciembre tiene previsto alojarse en una lujosa carpa glamping en Carolina del Norte.
Para gente sin esa fortaleza, es hora de dejar de pensar en las temporadas como si se tratara de meses y, en su lugar, comprender que pueden ser semanas o incluso días. En muchos lugares, estas microtemporadas intermedias siguen existiendo en noviembre —excluida la semana de Acción de Gracias—, las primeras semanas de diciembre y, fuera de los destinos de esquí, en enero y febrero.
Para obtener los mejores resultados fuera de temporada alta, viajá de lunes a jueves. En Four Sisters Inns, un conjunto de 17 hoteles boutique de California, los precios más bajos en invierno y a principios de primavera se encuentran a mitad de semana.
«La nueva temporada baja en Europa es el invierno«, declara Jonathan Alder, fundador de Jonathan’s Travels, agencia situada en Winter Park, Florida. «Para estar en Roma cuando es entre un 30% y un 50% más barato y no hay aglomeraciones, es necesario ir en enero.»
En el lago de Como, bien al norte de Italia, el Grand Hotel Tremezzo anuncia octubre como época ideal para visitarlo, cuando hace buen tiempo, las multitudes se dispersan y las tarifas son menos de la mitad de las de temporada alta (a partir de US$ 825 por noche, frente a los US$ 1.870 del verano). Pero es un período corto. El hotel cierra su temporada 2023 el 5 de noviembre.
Traducción: Román García Azcárate
Source link