
La guerra de Israel en Gaza contra la banda terrorista Hamas se agravaba este sábado con nuevos ataques sobre blancos civiles en un refugio y hospital de la ONU, mientras el canciller norteamericano, Antony Blinken, sostenía una cumbre clave en Jordania con sus colegas de media docena de países árabes incluyendo liderazgos palestinos para buscar una salida a la crisis.
La intención de Washington es que el conflicto no se extienda en la región y buscar formar para aliviar la crisis humanitaria. Israel se ha negado a un cese temporal del fuego que le ha pedido el presidente Joe Biden y su enviado a Tel Aviv.
Solo habilitó por tres horas una ruta en la Franja para la evacuación de parte de las cientos de miles de personas que aún permanecen en el norte del enclave. Es en esa área donde se concentra la ofensiva con bombardeos y las tropas israelíes que buscan descabezar al grupo fundamentalista y destruir sus bases subterráneas.
Un día después de un ataque israelí contra una ambulancia que supuestamente transportaría armas y milicianos de la organización según el informe oficial, se añadió un doble bombardeo sobre una escuela de las Naciones Unidas convertida en un precario refugio para miles de desesperados, también en el norte del enclave.

Informes desde el lugar detallaron que el ataque mató a las personas que se encontraban en tiendas de campaña en el patio de la institución y a un grupo de mujeres que horneaban pan dentro del edificio. Al mismo tiempo, otras dos personas murieron en oro bombardeo en la entrada del Hospital Nasser de la capital del territorio. }
Malestar internacional
Estos nuevos golpes se producen en medio de un creciente malestar internacional por las bajas civiles, una evolución que preocupa a los aliados de Israel por la presión de las marchas de protesta no solo en el vecindario musulmán del país, también en Occidente. Suman ya más de 9.000 los muertos en el conflicto, según señaló la BBC más que los que Rusia produjo en Ucrania desde el inicio de la guerra de agresión en ese país.
Esa guerra se inició después de que centenares de milicianos de Hamas realizaron el pasado 7 de octubre un sangriento asalto sobre el sur de Israel vejando y matando en pocas horas a más de 1.400 personas desarmadas, incluyendo ancianos y niños. Los terroristas secuestraron además a 242 civiles y militares que pretende usar en un canje por sus militantes en cárceles de Israel.
La reacción israelí fue el inicio de un ataque total sobre Gaza con bombardeos y disparos de artillería que no han cesado desde entonces en ningún momento. Luego después desplegó su ejército, que avanzó por tres areas hasta rodear la capital del enclave donde se supone que están las principales bases de comando de Hamas.

Para asegurar esos avances, Israel ha demandado una evacuación total de los 1,1 millones de residentes del norte de Gaza, la mitad de la población del enclave, ordenando que huyan al sur donde de todos modos hay bombardeos frecuentes.
Mucha gente que lo ha perdido todo, sin casas ni sitios donde ir, confundidos por el desastre, se han quedado en esa zona, refugiándose en escuelas u hospitales en la suposición de que podrían estar a salvo. Se calcula que serían entre 300 mil 400 mil en esa situación. Israel sostiene que Hamas ha construido sus principales bases debajo de centros sanitarios, educativos o templos y por eso mantiene su derecho a bombardearlos.
En simultáneo, en la frontera norte, continuaron este sábado las refriegas con la poderosa milicia de Hezbollah aunque se supone que ese frente no crecerá después de que el líder de la organización, Hassan Nasrallah, en un discurso el viernes, pareció dar muestras de contención.
Según analistas consultados aquí y los reportes de medios de Líbano, ese grupo y su padrino iraní, no estarían interesados en una guerra en toda la regla con Israel que se extendería a ese país, donde la crisis social es absoluta, y a Siria, otro importante aliado de Teherán.
En un hecho de fuerte peso simbólico, en las últimas horas un bombardeo destruyó la casa familiar del líder exiliado de Hamas, Ismail Haniyeh, quien, según pudo conocer este enviado, voló este sábado en un avión privado desde Qatar donde reside a Teherán para reclamar que la potencia persa presione a Hezbollah y abra un frente de guerra en el norte de Israel.

Entre tanto, el canciller Blinken llegó en la noche del viernes a Jordania después de una visita a Tel Aviv en la cual intentó convencer al gobierno de Benjamín Netanyahu de que anuncie un cese temporal que permita aliviar el desastre humanitario en el territorio. De ese modo se aliviarían los costos políticos que está causando la estrategia bélica aplastante elegida para la ofensiva.
En búsqueda de una salida
La cita en Amman tiene como propósito discusiones al máximo nivel con diplomáticos de ese país, de Egipto, Arabia Saudita, los Emiratos, la Autoridad Palestina y Qatar. La mayoría de esa naciones apoyan la decisión de Israel de destruir a Hamas, pero enfrentan una escalada de protestas populares en solidaridad con la situación de los palestinos.
Qatar, en cambio, que ha sido aliado del grupo terrorista, constituye por ese motivo una llave crucial para negociar la liberación de los secuestrados lo que permitiría un cese o alivio del fuego. De ahí la importancia de la presencia de una delegación de ese país en los diálogos con Blinken.
Israel ha señalado claramente que la devolución de los rehenes es la condición para amenguar la ofensiva. Con un poder muy recortado y mucho menor capacidad de combate, los mandos de Hamas están acorralados, y solo cuentan a su favor con el uso de la red de túneles para operaciones de tipo guerrillero contra las fuerzas israelíes.
Source link