Compras de emergencia, ansiedad e intensos debates. Las advertencias del ejército y del gobierno de Suecia sobre la necesidad de prepararse para una posible guerra en su propio territorio encendió todo tipo de alarmas en la población del país nórdico.
Suecia, candidato a la OTAN desde mayo de 2022, suele enviar tropas para misiones de paz en el extranjero. Pero no se ha visto implicado en un conflicto armado desde las guerras napoleónicas del siglo XIX.
Días atrás, el ministro de la Defensa Civil, Carl-Oskar Bohlin, sorprendió al advertir que «podría haber una guerra» en el país.
En el mismo sentido se pronunció el comandante de las fuerzas armadas, Micael Byden, mostrando esta semana casas quemadas y bombardeadas en Ucrania. «¿Creen ustedes que esto podría ser Suecia?», dijo. Y aclaró que su pregunta no tenía nada de retórico.
«La guerra de Rusia contra Ucrania es una etapa, y no un objetivo final. La meta es establecer una esfera de influencia, y destruir el orden mundial basado en normas», añadió. El jefe del ejército insistió luego en que los suecos «deben prepararse mentalmente para una guerra».
A raíz de estas declaraciones, la ONG de defensa de los derechos de los niños Bris dijo haber observado un aumento sensible del número de llamadas a su teléfono de emergencia, por parte de menores preocupados de que pueda haber una guerra en su país.
«Esta información ha agravado el nivel de ansiedad de muchos niños», resume Magnus Jagerskog, secretario general de la asociación.
Varias cadenas de tiendas afirman haber notado un incremento de las compras de objetos como radios y bidones de gasolina.
Entre la clase política, las declaraciones del ejército y el gobierno generaron un intenso debate. «La situación es grave, pero también es importante aclarar que la guerra no está a nuestras puertas», declaró Magdalena Andersson, líder de los socialdemócratas suecos y ex primera ministra.
El comentarista Goran Greider, de izquierda, consideró que las advertencias de las fuerzas armadas apuntan más bien «a un deseo secreto de poner a prueba las fuerzas de combate suecas».
Y en su editorial para el diario Dagens Nyheter, consideró que el mensaje real por parte del ejército podría ser también «necesitamos que nos den más dinero».
La respuesta rusa
La embajada de Rusia en Estocolmo ridiculizó las declaraciones suecas, a las que calificó de «paranoia«.
Alexéi Pushkov, senador ruso, consideró en Telegram que «a veces uno tiene la impresión de que ciertos militares y periodistas suecos están casi soñando con una guerra».
Mark Galeotti, del centro de reflexión Royal United Services Institute, le ve poco fundamento a la idea de que Rusia ataque Suecia algún día.
«Entiendo que los militares tienen que imaginar los peores escenarios, y que Rusia ha demostrado ser más agresiva de lo que se esperaba», dice a la AFP. «Pero debo confesar que soy escéptico en cuanto a la posibilidad de semejante escenario».
Según argumenta, son varios los factores que hacen improbable un ataque de Moscú, empezando por el hecho de que «el ejército ruso, o al menos las fuerzas terrestres en particular, lo han pasado mal» con la invasión de Ucrania.
Además, añade, Vladimir Putin no mostró voluntad de atacar los países bálticos, una opción que a menudo se considera que podría dar lugar a una implicación de Suecia.
Además de su candidatura a la OTAN, Suecia firmó a inicios de diciembre un acuerdo que autoriza a Estados Unidos el acceso a 17 bases militares en su territorio.
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