violencia, desempleo y cuentas en orden, los desafíos del próximo gobierno

El nuevo gobierno de Ecuador tendrá poco tiempo. Apenas 17 meses desde este diciembre hasta mayo de 2025, cuando termine oficialmente el mandato que dejó inconcluso Guillermo Lasso. Así, habrá que encarar con urgencia los principales desafíos que enfrenta hoy el país: la violencia del narcotráfico y los crímenes cotidianos, una economía en crisis y una inquietante falta de empleo que empuja a muchos jóvenes a emigrar.

Esas son, en trazos muy gruesos, las principales preocupaciones de los ecuatorianos hoy y los primeros hierros calientes que deberá tomar en sus manos el próximo gobierno.

La presencia cada vez más violenta de bandas del narcotráfico en el país -ubicado estratégicamente entre Perú y Colombia, los dos mayores productores de cocaína en la región- será prioritario.

Ecuador vive unos niveles de inseguridad y violencia sin precedentes. En cinco años, los homicidios intencionales pasaron de 5,8 a 25,32 por cada 100.000 habitantes en 2022, la cifra más alta de su historia.

El crimen vinculado al narcotráfico marcó a fuego la primera vuelta electoral, cuando un grupo de sicarios acribilló a sangre fría al candidato electoral Fernando Villavicencio, un periodista anticorrupción que estaba amenazado por el líder de una banda cercana a los carteles mexicanos de la droga.

Desde entonces, las campañas transcurrieron entre custodias reforzadas y chalecos antibalas. Ahora, el nuevo gobierno deberá trabajar en un plan firme para que la población pueda dejar de vivir aterrorizada.

Pero la inseguridad no es la única preocupación de los ecuatorianos, que sufren por el aumento de los precios y el desempleo.

La desocupación está hoy en el 3,8%, según las cifras oficiales, pero existe un marcado subempleo, con trabajadores informales que no llegan a ganar un salario mínimo.

El crecimiento económico, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas fue del 3,3% en el segundo semestre de 2023, comparado al mismo período de 2022. Pero ese avance tiende a frenarse y los datos económicos encienden luces rojas.

“El próximo presidente recibirá una situación bastante complicada desde el punto de vista fiscal”, explicó a Clarín el economista José Hidalgo, director de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes). “El déficit llega casi al 4% del PBI, cercano a los 5.000 millones de dólares. Y tenemos un riesgo país muy alto, de cerca de 1.800 puntos, lo que hará difíciles las inversiones”, detalló.

Además, el próximo año seguramente se verá una caída en los ingresos por el petróleo -uno de los principales productos de exportación del país- por el cierre del yacimiento del Yasuní, decidido en una consulta popular en agosto, luego de una campaña de grupos ambientalistas para proteger ese bosque de la Amazonía ecuatoriana.

“El crecimiento económico de este año será de alrededor de 1,5% según el Banco Central, pero podría ser menor, de un 0,8% aproximadamente, en 2024”, señaló Hidalgo.

Por otra parte, pese a la dolarización que desde hace más de 20 años aportó cierta estabilidad a la economía, al frenar una inflación y una devaluación del sucre que se desmadraba a comienzos del año 2000, los precios aquí también suben y afectan especialmente a las clases trabajadoras.

La inflación en Ecuador se ubicó en septiembre en un 2,23% anual, casi nada si se lo compara con las cifras argentinas. Pero los ciudadanos de a pie la notan cada día.

Según el último informe del del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la canasta básica familiar llegó a los 785,47 dólares, empujada básicamente por el precio de los alimentos. Una fortuna para quienes ganan el salario mínimo, que es de 450 dólares en Ecuador.

Otro reto son las catástrofes climáticas que amenazan al país. Se estima que el fenómeno El Niño -que fue un tema de peso en la campaña electoral- tendrá un impacto fuerte en la economía. La sequía que afecta a varias regiones no sólo está limitando la producción de energía en las centrales hidroeléctricas -y obligando a importar electricidad de Colombia- sino que impacta en la producción agrícola y pesquera.

El camarón, el segundo producto de exportación, está “huyendo” de las aguas ecuatorianas por el calentamiento del océano. La caída de las exportaciones agrícolas -en especial el banano-, tendrá un impacto claro en los números fiscales.

Hidalgo señala que el próximo presidente tendrá que tomar alguna medida de ajuste, aunque sea poco popular, como reducir los subsidios a los combustibles.

“Las opciones que tiene el próximo gobierno no son muchas para que la situación no le explote en las manos”, advierte el economista.

Otro escollo será el Parlamento. Con una primera minoría correísta, el Legislativo está muy fragmentado y el presidente no tiene un claro bloque de apoyo. Así, deberá tejer alianzas con diferentes sectores para poder realizar reformas o sancionar leyes cruciales.

A la vez, según coincidieron varios analistas con los que conversó Clarín, este gobierno quedará pronto envuelto en una nueva campaña electoral, de cara a 2025. “Será un mandato precario, de poco más de un año”, señaló a este diario el analista Fabián Corral. “No va a ser fácil gobernar sin un fuerte apoyo político”, concluyó.