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«El tiempo se detuvo el 7 de octubre»

Para Yoni Asher el tiempo se detuvo el 7 de octubre, cuando su esposa y sus dos hijas fueron secuestradas por milicianos de la oganizacion fundamentalista Hamas durante su ataque sorpresa en los kibutzim del sur de Israel.

Aquel fatídico día, Asher de 37 años había decidido quedarse en su casa, en Tel Aviv, mientras su esposa Doron, de 34, y sus hijas Raz y Aviv, de 4 y 2 años, visitaban a su suegra, Efrat, en el kibutz de Nir Oz.

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En las imágenes se puede ver a los niños enjaulados mientras que los secuestradores se ríen de ellos y los filman.

Esta comunidad ubica a solo 15 cuadras de la frontera con Gaza, en la que vivían unas 400 personas, fue duramente golpeada por el ataque de Hamas. Más de 20 personas murieron y al menos 75 fueron tomadas como rehenes.

Al menos 242 personas fueron secuestradas por los atacantes que irrumpieron desde la Franja de Gaza y vejaron y mataron con una particular brutalidad a 1.400 personas, en su mayoría civiles, ancianos y niños, en el ataque más mortífero jamás perpetrado en suelo israelí.

El ejército israelí respondió con un fulminante bombardeo aéreo y naval que no ha cesado desde entonces contra el territorio palestino que controla con mano despótica Hamas desde 2007. Esos ataques causaron al menos 9.500 muertos según cifras de los sistemas sanitarios de la Franja, también civiles en su mayoría.

En la parte trasera de una camioneta

Tras conocerse la noticia de la incursión terrorista, Asher vio un video que mostraba cómo los milicianos se llevaban a su familia en la parte trasera de una camioneta.

En el video se veía a su suegra Efrat con vida, pero el ejército israelí anunció poco después su muerte. Aún así, se aferra a estas imágenes como la última prueba de vida de su mujer y sus hijas, que tienen doble nacionalidad alemana e israelí. Asher no ha vuelto a su trabajo en bienes raíces desde el 7 de octubre para dedicar todo su tiempo a intentar traer de vuelta a su familia.

Yoni Asher, quien tiene a su esposa y sus dos hijas pequeñas secuestradas en Gaza. Foto: ReutersYoni Asher, quien tiene a su esposa y sus dos hijas pequeñas secuestradas en Gaza. Foto: Reuters

Durante una reunión organizada por el Foro de Rehenes y Familiares Desaparecidos en Tel Aviv dice que ha concedido «cerca de 300 entrevistas» a la prensa. «Para mí la fecha de hoy sigue siendo el 7 de octubre», afirma. «El tiempo se detuvo».


«Como padres, ya tenemos miedo cuando un niño salta sobre su cama, así que imagínense nuestro miedo ahora con los bombardeos por todas partes», dice Asher.

La voz de Adva Adar, de 32 años, tiembla cuando habla de su abuela de 85 años, Yafa, que también estaría retenida en Gaza. «Cada minuto para ella es una pesadilla», afirma Adar, preocupada de que su abuela no reciba la atención médica adecuada para sus problemas cardíacos y renales, su hipertensión arterial y sus dolores crónicos.

Yafa, también residente en Nir Oz, fue vista con vida en un video, a diferencia de Tamir, el primo de Adar, que desapareció sin dejar rastro desde el ataque de Hamas. Como el resto de su familia, Adar trata de mantenerse positiva. «Pero a veces la realidad nos alcanza», dice. Después de «un mes sin medicación, podría significar que no sobrevivió, que murió allí».

Ella Ben Ami, de 23 años, dice que toma «muchas pastillas» para poder dormir y que acude a terapia dos veces por semana desde que secuestraron a sus padres en el kibutz de Be’eri.

Los padres secuestrados

Aunque se mantiene «fuerte durante el día», Ella Ben Ami cede a veces a la «desesperación» por la noche, cuando piensa en «cómo duermen (sus padres), qué comen, qué beben».

Al igual que los demás familiares, la joven sigue «centrada en traer de vuelta» a los rehenes y continúa concediendo entrevistas para concienciar sobre su causa. Su madre, de 57 años, «necesita varios tratamientos» debido a tumores cerebrales y vertebrales y tiene «problemas de movilidad», dice.

Destrucción en el kibutz de Nir Oz, a pasos de la Franja de Gaza . BloombergDestrucción en el kibutz de Nir Oz, a pasos de la Franja de Gaza . Bloomberg

Según la dirección del kibutz de Be’eri, 85 personas –cuyos cadáveres han sido identificados– fueron asesinadas allí el 7 de octubre, y 32 están desaparecidas, entre ellas presuntos rehenes. Los supervivientes de este kibutz fueron realojados en un hotel a orillas del mar Muerto.

Todos los días, las familias se reúnen para «cantar juntos», pero también para intercambiar información. Es allí cuando les dicen «quién ha aparecido muerto, ya que muchos cadáveres aún no han sido identificados», explica.


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