El descubrimiento de vastos yacimientos de petróleo fue el detonante que reavivó la vieja disputa territorial entre Venezuela y Guyana, que alcanzó nuevos picos con la concesión de licencias a multinacionales como ExxonMobil para explotar crudo en aguas reclamadas por ambos países.
El Esequibo, territorio de 160.000 km2, es administrado por Guyana, pero Venezuela lo reclama al defender los límites de su época como colonia de España. La pugna se reavivó cuando en 2015 el gigante energético estadounidense ExxonMobil descubrió enormes reservas de crudo en la zona.
Guyana, con 800.000 habitantes, quedó con reservas estimadas de 11.000 millones de barriles de crudo, las más altas per cápita del mundo.
Exxon ha desarrollado 63 proyectos de perforación en el bloque «Stabroek», llevando a Guyana a elevar la producción a 600.000 barriles diarios (bd), y se calcula que para finales de 2027 esté en los 1,2 millones bd.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha denunciado que esta operación petrolera se realiza en aguas por delimitar y tacha al mandatario guyanés Irfaan Ali de «esclavo» de ExxonMobil.
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de crudo, 300.000 millones de barriles, pero actualmente su industria petrolera enfrenta profundos problemas tras años de mala administración y sanciones económicas.
Su producción, en poco más de una década, cayó de más de 3 millones de bd a 750.000 bd.
El referéndum que avivó el choque
Después de un referendo consultivo, el 3 de diciembre, que aprobó la creación de una provincia venezolana en el Esequibo, Maduro ordenó a la estatal petrolera estatal PDVSA crear filiales para dar permisos de explotación de petróleo, gas y minerales en la zona en reclamación.
El mandatario dio, además, un plazo de tres meses a empresas que trabajan con Guyana para que se retiren del área y negocien con Venezuela.
Ali consideró los anuncios una «amenaza directa» a la seguridad de Guyana.
«El tema del plazo de tres meses es uno de los que más está preocupando en Guyana y, de alguna forma, genera una incertidumbre importante», dijo a la AFP Mariano de Alba, asesor del International Crisis Group. «Sube la incertidumbre, los riesgos y los costos para estas empresas, habrá que ver cómo reaccionan».
La orden de concesión de licencias por parte de Venezuela, sin embargo, es difícil de ejecutar.
«Es retórico», dice el abogado especializado en litigios internacionales Ramón Escovar León.
«En el papel se puede conceder la licencia pero la ejecución no está garantizada», asegura a su vez De Alba, quien considera que Maduro, en el fondo, busca forzar una negociación a la que Ali se ha negado.
«Cualquier intento de exploración de petróleo por parte de sus compañías petroleras estatales o empresas en nuestro territorio será visto como una incursión en Guyana», advirtió el vicepresidente guyanés, Bharrat Jagdeo.
«Ignoren a Maduro», dijo Jagdeo. «No deben tener en cuenta a Maduro ni su ultimátum (…) Las empresas están operando legalmente».
Alarma internacional
Aunque la comunidad internacional está preocupada por el recrudecimiento de las tensiones, los expertos no ven probable que la situación escale a un conflicto armado. Estados Unidos está preocupado por su abastecimiento de petróleo a medio y largo plazo, y tiene todo el interés en que esta zona, que está muy cerca y contiene los mayores yacimientos del mundo, se mantenga estable.
Sí podrían ocurrir en el mediano plazo «operaciones militares limitadas», como patrullajes en zonas en disputa, asegura De Alba.
Escovar León cree que los costos de la escalada son altos para Venezuela por los intereses de aliados de Guyana como Estados Unidos en las concesiones otorgadas por Georgetown. Estos abogan, como sostiene el gobierno guyanés, por resolver en diferendo en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), cuya jurisdicción en el caso no reconoce Caracas.
«¿Qué pasaría si se afectan los intereses de China, que tiene una participación de 30% en las concesiones entregadas por Guyana?», se pregunta Escovar.
Las tensiones aumentaron con el anuncio de ejercicios militares del Comando Sur estadounidense en Guyana, vistos como una «provocación» por parte de Venezuela.
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