En un escenario que no deja de complicarse, el premier israelí, Benjamín Netanyahu, marcó en la noche del sábado fuertes diferencias con EE.UU. al rechazar que la Autoridad Palestina, el gobierno laico de Cisjordania, gobierne la Franja de Gaza después de la guerra. También aseguró que su país estará permanentemente a cargo de la seguridad de la franja y que no habrá un cese del fuego en la guerra contra la banda terrorista Hamas.
“No permitiremos que quienes no han condenado la masacre durante más de 30 días controlen Gaza el día después”, dijo en una rueda de prensa.
Washington, el principal aliado israelí, reclama con insistencia, desde el presidente Joe Biden hasta su canciller Antony Blinken, que Gaza sea unida a Cisjordania bajo el mandato del presidente palestino Mahmoud Abbas. Reclama además la consolidación de la solución dos Estados, para crear un Estado palestino, que Netanyahu a lo largo de sus años de gobierno hizo todo lo posible para dinamitar.
“En Gaza -añadió- no habrá ninguna autoridad civil que eduque sobre el terrorismo y pague salarios a los terroristas y el ejército seguirá manteniendo el control de la seguridad en Gaza mientras sea necesario”
“Tendrá que haber algo más allí”, dijo Netanyahu, cuando se le repreguntó sobre si la Autoridad Nacional Palestina podrá gobernar Gaza.
No al alto el fuego
Sostuvo que “no habrá alto el fuego… si queremos la paz debemos erradicar a Hamas”, sostuvo. Añadió que la intención de Israel es mantener su presencia militar en el enclave y retener su control “desde una perspectiva de seguridad”. Remarcó que “bajo ninguna circunstancia” su país renunciará a ese control.
Este cruce de posiciones se produce después de que socios relevantes en el mundo de Israel comenzaron a reclamar acciones concretas para aliviar el desastre humanitario en la Franja de Gaza donde se acumulan ya 11.000 muertos. Blinken desde la India dijo el jueves “que ya hay demasiados muertos palestinos”, en un claro endurecimiento del discurso e impaciencia con los gestos y acciones de Israel.
También el presidente de Francia, Emmanuel Macron, otro fuerte aliado de este país, fue aún más duro al sostener que Israel debe “dejar de matar bebes”.
En un reportaje exclusivo a la BBC, el mandatario dijo que “de facto, hoy los civiles están siendo bombardeados. Estos bebés, estas señoras, estos ancianos son bombardeados y asesinados. Por lo tanto, esto no tiene razón ni legitimidad. Por tanto, instamos a Israel a que cese” los ataques.
Netanyahu horas antes había respondido a esos comentarios afirmando que estas naciones “deberían condenar a Hamas en lugar de a Israel”, y aseguró que su ejército estaba tratando de sacar a los civiles del conflicto, mientras que Hamas los estaba utilizando como escudos humanos.
En la conferencia de prensa el premier matizó señalando que no volverán las colonias judías a la Franja de Gaza del estilo que han poblado los territorios palestinos ocupados de Cisjordania, en un procedimiento instaurado a mitad de la década de los 70 y que recibe constantes condenas mundiales.
El mandatario israelí tiene socios en la coalición que le sirvieron para volver al poder, de línea mesiánica y ultra religiosa que afirman que Cisjordania debería anexarse directamente a Israel y suponen ahora lo mismo respecto de Gaza.
Han habido incluso gestos nacionalistas en ese sentido con tropas en la Franja que plantaron una bandera de Israel y cantaron el himno y soldados que se muestran a favor de revivir Gush Katif, una región en Gaza donde había 17 colonias israelíes que fueron desmontadas en 2005 por el entonces gobierno de Ariel Sharon.
Esta polémica se produce en momentos de un fuerte avance de las tropas en el enclave y con marchas en todo Israel demandando al gobierno que se centre en la liberación de los 242 rehenes tomados por los terroristas de Hamas cuando, el 7 de octubre, invadieron el sur de Israel y vejaron y mataron más de 1.200 civiles en sus casas de los kibutzin más cercanos a la Franja.
Temor por los hospitales
En el frente, los soldados, protegidos por blindados y el permanente fuego de artillería y de la aviación militar, ingresaron ya en la capital del territorio, y se encuentran combatiendo en el entorno de un puñado de hospitales, entre ellos el mayor de la zona, Al-Shifa. Ese centro médico sufrió ya un ataque, pero Israel señaló que fue realizado por milicianos que intentaron disparar a las tropas.
Este sábado, las fuerzas israelíes estaban instaladas y alistadas en torno a un puñado de centros médicos. Además de Al-Shifa, también Al-Quds, Al-Rantisi y el Hospital Indonesio. Un video que publicó la BBC muestra a una mujer que se filma en Al-Rantisi y afirma que el edificio está rodeado por tanques israelíes y que se demandó a la gente que abandone el lugar.
Miles de personas que habían buscado protección en los centros sanitarios, están emprendiendo su camino hacia el sur, caminando o en carretas debido a que no hay combustible para los automóviles, afirman reporteros en el terreno.
La Organización Mundial de la Salud dijo el viernes que 20 de los 36 hospitales de Gaza ya no están funcionando, incluido un centro pediátrico que canceló toda su operación tras un supuesto ataque israelí en la zona. La Cruz Roja señaló que el sistema sanitario alcanzó un punto de no retorno por los daños sufridos, la falta de suministros y especialmente de energía.
Israel sostiene que esos centros médicos son la fachada de estructuras de mando del grupo terrorista Hamas ubicadas en grandes instalaciones cavadas bajo la superficie, en especial Al Shifa que se considera que es donde se encuentra el principal comando de la organización fundamentalista.
Una operación de limpieza en esos sitios escaló la atención internacional por el peligro para los pacientes y los refugiadas. Israel denuncia que Hamas usa a la gente como escudos, como acaba de reiterar el premier Netanyahu. El secretario general de la ONU, António Guterres coincide, pero añade que eso no da carta blanca para una ofensiva sobre los civiles.
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